Un texto de Alberto Ramos Garbiras (*)
“Las Reglas del Fuego”, novela de Lisandro Duque Naranjo, saldrá a
la luz pública en julio 2020. Es una novela histórica, realista, etnográfica y
autobiográfica, tiene elementos de esos cuatro géneros, el relato contempla al
mismo tiempo una mezcla de seis formas literarias y periodísticas: novela,
crónica, reportaje, perfiles, testimonios y noticias. Y esto se explica porque
al ser una novela histórica y realista (pero lógico con la licencia de tener algunos
aspectos imaginarios), entonces hace uso de noticias de época para narrar
parajes de algunos años; con sus
remembranzas el autor recoge-rebobina testimonios, diálogos y
conversaciones, describiendo perfiles de los personajes o actores con los que
compartió en los diferentes años de la temporalidad novelada; se apoya y
desarrolla la crónica porque esta es una técnica para el relato, contar la
historia y como lo expone Luís Alfonso Mena, “ La crónica se caracteriza fundamentalmente porque narra historias y en
tal propósito recurre a herramientas típicas de la literatura, como la
determinación de protagonistas, el manejo del tiempo (lineal o con elipsis,
prospectivas o retrospectivas) y la estructuración de un eje del relato(una columna vertebral o hilo conductor) en torno
del cual se desata una trama…” (Mena, 2010).
En términos generales la
novela versa sobre las violencias en Colombia y en un alto componente, la
historia de las guerrillas. Tiene un escenario tríptico esta novela en tres localidades básicas: Sevilla/,
Bogotá/, y La Habana. Además de ser una historia de las guerrillas y de parte
de la guerra en Colombia, los hechos de varias violencias se cruzan. El eje
central de la narración gira alrededor de la aparición y acción de las
guerrillas en Colombia. Alude a la presencia del movimiento Teología de la
liberación, y a la corriente de Golconda. Como resultado de ello la formación
de sacerdotes guerrilleros (Manuel Pérez, Domingo Laín, Carmelo García…).
El personaje central
existió pero se utiliza un seudónimo, Pablo Antonio Ospina, llegó a Cuba en los
años 60‘s y alcanzó a tener algunos entrenamientos dirigidos por el Che Guevara
en El Escambray, se formó como guerrillero y participó en el MLPC (Movimiento
de Liberación Patriótica de Colombia), utilizó durante su militancia 6 alías
para no ser identificado y ocultar sus actividades en las ciudades, como célula
urbana; fungió y fingió ser un cura pese a su ateísmo, fue radical y soberbio,
se exilió en Cuba al huir del ejército y estudio veterinaria. La novela abarca
un tiempo de 40 años, desde 1950 hasta 1990. Recoge hechos desde el gobierno de
Laureano Gómez hasta el gobierno de Virgilio Barco, coetáneo a la caída del
Muro de Berlín (finales de 1989). La novela describe muy bien a los personajes,
las locaciones, los parajes y las situaciones, facilitando la hechura de un
guion para el cine. Describe lugares de Cuba, usos y costumbres de la isla,
recopilando muchos momentos vividos en ese país donde permaneció Lisandro Duque
mucho tiempo como Director de una escuela
de Cine en San Antonio de los Baños, por
iniciativa de Gabriel García Márquez, en otras etapas ha realizado
incontables viajes a festivales de cine, o para participar en actividades
culturales.
El relato de la novela
tiene variadas referencias a etapas históricas como la guerra de los mil días;
recuerdos y alusiones de hechos violentos que enlutan esas etapas; la
invocación sobre la pérdida de Panamá después de esa larga guerra que por
entreguismo del Gobierno Marroquín que,
dejó amputar el territorio nacional; referencias a las guerrillas liberales de
los llanos donde dueños de haciendas y caporales liberales se aliaron contra
los godos; sobre el bandolerismo y los campesinos instrumentalizados, que de
guerrilleros fueron reciclados a bandoleros; sobre el Frente Nacional y esa
apropiación del aparato estatal, mientras los que habían sido carne de cañón en
los enfrentamientos eran combatidos por el ejército institucional conducido por
el bipartidismo que antes se habían desangrado pero con los de abajo; pasajes y
menciones a la violencia partidista de los años 50‘s y los resultados hacia una
violencia bandoleril, para pasar luego a la lucha insurreccional .`
El autor explica como la
violencia de los años 50‘s contra los liberales (ordenada por el régimen
conservador), fue practicada en los pueblos de las cordilleras occidental y
central, era en el fondo además de partidista, contra los montañeros de origen
antioqueño: reactivando la vieja rivalidad entre caucanos y antioqueños del
siglo XIX. Y liga el azuzamiento de la violencia contra los liberales a la
vociferación de sacerdotes fanáticos, miembros de la religión católica,
imbuidos del conservadurismo ancestral que implantó la monarquía española, se
mantuvo durante la colonia, sobrevivió a los largos períodos gubernamentales
intercalados durante el desarrollo de la República formada con la guerra de
independencia; y pervive hoy pese a las reforma constitucional que rompió la
exclusividad institucional entregada desde el Concordato Nuñista de 1887. Una
radiografía de la Violencia de los años 50‘s con las matanzas, los
descuartizamientos en veredas que nos hace remitir al libro de María Victoria
Uribe, “Matar, rematar y contramatar”,
con los vejámenes ocurridos en esa década, llenos de decapitaciones, masacres,
cortes brutales para generar pánico y escarmiento.^

La investigación que
adelantó el autor le permite aludir a las prácticas de adoctrinamiento de
guerrilleros, las tareas de propaganda, difusión de volantes, campañas de
reclutamiento con trozos de doctrinas políticas, narra las tácticas del
reclutamiento buscando adeptos en las fincas cafeteras, los trabajos
clandestinos, el alojamiento en fondas, fincas, etc. Se refiere a los sectores
sociales del Eje Cafetero, donde los adoctrinantes confunden a los susceptibles
de captar para conscribirlos porque no tienen claro el concepto de proletariado
agrícola, abordando a minifundistas que se creían hacendados. Narra también las
misiones nocturnas para hurtar armas a los policías mensos en: Calarcá. Apía,
Santuario, Génova, Filandia, Salento, Quimbaya, Marsella, Montenegro. Y retrata
a un jefe guerrillero, “Tamayo”, que
fue fusilado con un “juicio breve interno”,
a pesar de ser conocedor de todas las teorías políticas, se opuso a acciones
que el calculaba erradas, chocando contra el pensamiento de los jefes de
Frentes, o los forjadores de un foco guerrillero. Las múltiples lecturas de
Lisandro Duque Naranjo, su formación de antropólogo, su conocimiento de las
ciencias sociales (historia, sociología, ciencia política), le permiten estas
elucubraciones y descripciones dentro del relato.
Contiene la novela trozos de historia sobre
Sevilla, llamada Palomino en el libro, sus costumbres y vida urbana, atravesada
por aspectos religiosos que influyeron en la vida de los adolescentes de la
década de los años 60‘s, llevándolos a la incredulidad o al ateísmo por la
manipulación de las visiones sobre las cosas o por tantas restricciones. Un
pasaje de la novela sobre el rechazo a la comunión de dos lectores ávidos por
tragarse el mundo con un conocimiento renovador. Gilberto Rodríguez y Lisandro
Duque (Carlos Arturo Fernández, en la novela), compañeros de tertulias en
Sevilla, 1962, en medio de una campaña de evangelización adelantada por curas
españoles/ falangistas, se rehúsan a comulgar en medio de una misa campal que
pretendía adoctrinar parroquianos y enderezar conductas.
El componente religioso
tiene presencia esencialmente en el tercer capítulo de la novela. El
adoctrinamiento religioso desde la familia y la escuela, repercute en el
comportamiento de uno de los personajes figurados, Carlos Arturo (cineasta y
escritor), en el comportamiento de sus compañeros del colegio y la patota de
travesuras juveniles; como también es una novela autobiográfica, Fernández,
asume un papel protagónico sin ser necesariamente el narrador, este se ubica en
un plano omnisciente, externo, que describe para esos años 1959-1964, unas
conductas que rechazan las imposiciones religiosas, esto se nota en hechos
como: La quema del pesebre en enero de 1960 antes del día de Reyes Magos,
pasando por el descabezamiento de estatuas
santorales en la procesión de Semana Santa con nylon atravesados de
balcón a balcón; hasta el rechazo abierto a recibir la comunión en un tedeum.
Esas descripciones sobre actos religiosos y las reglas impuestas para conducir
la moral de los pobladores se puede extender u homologar como la influencia de
la religión sobre toda la sociedad colombiana. La novela contiene un cuadro de
costumbres sevillanas o paisas y un anecdotario municipal: Incluida la
descripción de figuras parroquiales con sus apodos impuestos por “amigos” o
extraños, como una práctica rutinaria burlesca, para al final alterar la
identidad de las personas o rebautizar a los malqueridos.
La novela tiene una parte
que emociona por la literatura erótica que salta en varias páginas.
Descripciones sobre damas atractivas y voluptuosas, sensuales. Sobre las clases
de mujeres que estilan lujuria, estas descripciones me remiten a Henry Miller, Trópico de Cáncer y al mismo Gabo, Historia de mis putas tristes, El Amante, de Marguerite Duras; El Decamerón, de Giovanny Boccaccio; Delta de Venus, de Anais Nin; El amante de Lady Chatterley, de D.H,
Lawrence y a otros novelistas, con delineamientos como este. “Ella separó por un instante su rostro del de
él, y echando hacia adelante su labio inferior expulsó aire hacia arriba
agitándose el cabello que ya se le pegaba a la frente por el sudor. Él aspiró
ese aliento de yerbabuena con el mismo gesto ruidoso y de alivio con que los
pacientes de enfisema le llevan desesperados oxígeno a sus pulmones. Se
miraron, sonrieron, y apretaron hasta el dolor sus manos. Ella le dijo, a propósito de las de él, y en
plan de lisonja, que las sentía pequeñas en proporción a su estatura. Como si
la bella le agradeciera a la bestia, y sin desairarle su corpulencia, aquello
literalmente de tacto que en un probable
apareamiento no maltratara su delicadeza”. El lenguaje para detallar la
lascivia de la pareja Pablo Antonio y Mayra, despierta deseos de buscar
consorte o dama de compañía para desplegar prácticas de cuja inmediatas.
Citas.
Mena Luís Alfonso. “Descifrando
Huellas”, Periodismo del mimeógrafo al ciberespacio. Ediciones Periodismo
Libre. Impresión Talleres Gráficos FERIVA. Cali, octubre del año 2010.
(*) Magíster en Ciencia
Política (Universidad Javeriana); PhD en Derecho Público con énfasis en Política
Latinoamericana, Universidad Nacional de Madrid (UNED- España); profesor de las
cátedras: derechos humanos y derecho internacional, en la Universidad Libre.