La primacía del neoliberalismo como modelo
económico en Europa y su funcionamiento en América Latina ha afectado a las
poblaciones desde los estratos medios hasta abajo por las carencias e
impotencias ante la falta de ingresos, capitales y réditos, estas poblaciones
solo tienen ingresos de subsistencia, y los de peor situación, recursos
míseros, otros en la pauperización o en la indigencia.
Entonces
los segmentos de población desamparados nada encuentran en el funcionamiento de
la Democracia formal que sostiene el sistema con la marcha de las
instituciones; todo este entramado se convierte en un vivero donde afloran
populistas de derecha y populistas de izquierda, se presentan como redentores
para salvar de esa situación a las inmensas capas de población afectadas por el
neoliberalismo que ha astillado la Democracia formal.
Los
populistas surgen para increpar a los partidos y tratar de hace reformas al
aparato del Estado incapaz de satisfacer las demandas de clases y sectores
sociales. El neoliberalismo pasó a ser el desbaratador de la Democracia. El
problema está en el sistema económico que afecta al sistema político. Estas
sociedades necesitan cambios en los dos sistemas que han alterado la
Democracia. Los votantes reflexionan y se apartan de los partidos políticos que
no les resuelven los problemas o sus demandas. Estos miles de personas son los
votos cautivos de los populistas.
El investigador francés Ranciere, en su libro “El descuerdo, política y filosofía”,
define al pueblo como un sujeto político que se ubica en una brecha. De un lado
pueblo como un todo de la comunidad, por ejemplo, el pueblo argentino, y de
otro lado, una parte de la comunidad, la marginal, los miserables. Por eso toda
comunidad política nacional, es una comunidad escindida. De esta forma se
pretende descalificar a los populistas desde que aparecen para subvalorarlos. Y
esto no es cierto presentado de esa manera esquemática. Por eso hay que evaluar
las diferentes formas del populismo.
Como lo expresa Ricardo Sánchez Ángel, en el
prólogo a mi libro "Partidos
políticos y populismo", los factores que alteran y trancan el
funcionamiento de las democracias son: la corrupción, la violencia y las
guerras. La democracia, tal como la vivimos hoy en día, es principalmente la
expresión de intereses creados en contravía de las expectativas generales de la
ciudadanía del común. Esos intereses creados por las élites de los gremios, y
de los partidos políticos que, actúan en contubernio, y con correas de
transmisión, se apoderan del aparato estatal para manipularlo. Una opción de la
población irredenta es ensayar nuevos gobernantes, surgen los populistas de
izquierda y derecha, unos otorgan movilidad social transitoria y otros extreman
las “soluciones”, alterando la
institucionalidad y la carta de derechos constitucionales.
Ricardo Sánchez hace una observación y disección de la Democracia y sus
malformaciones, desde que se inicia la época de la segunda postguerra mundial
hasta hoy (1945-2019); precisamente la devastación de Europa hizo repensar la
institucionalidad mundial y se creó la ONU como organismo multilateral, desde
allí se podría evitar una tercera guerra mundial y monitorear las democracias
para hacer cumplir las cartas de derechos de las tres generaciones, las dos en
funcionamiento (derechos humanos y
derechos sociales), y los nacientes de tercera generación: los derechos
colectivos y del medio ambiente. Avanzaron los partidos socialdemócratas para
proporcionar bienestar social y ejercer una tercera opción en los sistemas
políticos en medio de la bipolaridad que surgió de los tratados de Postman y
Yalta, dos sistemas económico-políticos para engrosar áreas mundiales de
influencia: Capitalismo y socialismo.
El Estado del Bienestar configurado
constitucionalmente por la dinámica socialdemócrata funcionó para calmar,
atenuar y mejorar la condición de vida en muchos países, pero la irrupción del
neoliberalismo desde los años 80s hasta animar la globalización de la economía
en los años 90s y remarcarla, hizo diluir las políticas públicas benefactores
de los programas sociales, desmontados gradualmente, dejando la economía en
manos de la competencia de los capitales privados que absolvieron también los
servicios públicos, hasta pauperizar a ciclópeas capas de población, aumentando
la pauperización, y se conformó al precariado.
El Capitalismo se enseñoreó después de la caída
del muro de Berlín acompasado por el unilateralismo ante el hegemón
norteamericano, insuflando las bases del neoliberalismo. Pero desde el vientre
de la guerra fría se venía de un lado frenando los procesos de liberación en
los países que querían evolucionar hacia formas de Estado sin los amarres del
capitalismo. Las guerras de intervención o de baja intensidad, la represión
militar a las revueltas sociales, las dictaduras satelitales que fortalecían el
sistema capitalista, la corrupción e incompetencia de esos militares y otros
factores impidieron la renovación democrática. El freno de estas revueltas en
todos los países donde no prosperó el cambio social hizo que se comprimieran
las instituciones de la Democracia.
Quedó la Democracia en manos de los
anti-reformadores apareciendo las castas de corruptos que se apoderaron de la
dirección de los gobiernos hasta generar las reacciones multitudinarias bajo la
forma de protestas sociales reclamando la ampliación de la Democracia, y en
medio las crisis solicitaban el relevo de las dirigentes apuntalados en los
partidos políticos tradicionales o anquilosados, negados a las
transformaciones, esa es una de las razones para que cíclicamente aparezcan los
populistas con diferentes ropajes: pero cada forma de populismo debe ser
evaluada para comprenderla. Después de comparar varios casos de populismo en
diferentes países uno concluye que el populismo no es permanente, más sin
embargo, la duración de los populistas en el poder varía dependiendo de la
correlación de las fuerzas sociales y los factores económicos de ese Estado. En
varios casos, el populismo es necesario para la transición de determinado país,
por alguna de las siguientes razones: A) Sin su presencia no habría renovación
o corrección para esa coyuntura política. B) Sin su aparecimiento e instalación
se habría producido un golpe de Estado. C) Sin su eclosión la crisis que le dio
se paso habría podido generar una guerra civil o una revolución generalizada.
D). sin su operación no se habrían reformado las instituciones para ampliar la
Democracia.
Si la Democracia llegara a un punto de buen
funcionamiento y manejo del Estado como aparato político de toda la nación, no
habría violencia insurreccional, ni pobreza, ni ciudadanías ninguneadas; habría
controles efectivos de las ramas del poder público, operaría la oposición, la
justicia, respeto y cumplimiento de los derechos humanos, cumplimiento con los
derechos sociales, culturales y económicos y servicios públicos satisfactorios.
El neoliberalismo rapaz desvertebró las democracias y angustió a las
poblaciones que hoy vemos en muchos países en revueltas tribales, en éxodos
transnacionales, protestas recurrentes sin partidos políticos que les
garanticen la subsistencia.
Por: Alberto Ramos Garbiras. Abogado de la USC,
con especialización en Derecho Constitucional de la Universidad Libre Seccional Cali; Magíster
en Ciencia Política (Universidad Javeriana); Doctorado en Política
Latinoamericana, Universidad Nacional de Madrid (UNED- España); profesor de
derecho internacional en la Universidad Libre.