Expandir o esparcir el miedo es una
característica de los populistas de derecha para aferrarse al poder o seguir
relectos, cuatro casos sirven para ilustrar esta afirmación: el ministro de la
India, Merendra Modi; el Presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte; el primer
Ministro de Israel, Netanyahu; y el presidente de Turquía, Erdogan. Emplean y
agrandan el discurso del miedo refiriéndose a los atentados terroristas, a los
carteles de la droga, a los conspiradores aliados con agentes extranjeros,
insuflando de esta manera un temor generalizado y animando el nacionalismo en
tres direcciones: el patriotismo, la xenofobia y el fortalecimiento de la
economía interna (proteccionismo).
Benjamín
Netanyahu ganó en abril 2019 por quinta vez la nominación por coalición para
seguir como Primer Ministro de Israel; insufló el discurso del odio y venció al
exgeneral Benny Gantz; ganó con una coalición de ultra religiosos,
nacionalistas y conservadores; un discurso radical que solo acepta judíos puros
y busca expandir la soberanía hacia Cisjordania.
Los populistas de derecha acuden a inflar el
nacionalismo y el patriotismo para poder crecer ellos como los redentores del
país rechazando como lo expone el analista Ian Buruma: La globalización, la
tecnología, la desindustrialización, las instituciones pannacionales (integracionistas
o multilaterales), y otros aspectos de la mundialización de la economía.
Señalan a otros políticos de partidos tradicionales como los culpables de haber
vinculado al país a organismos internacionales que les quitan recursos, los
perjudican y los opacan.
Como
hizo el político populista Nigel Farage en Inglaterra animando el Brexit para
salirse el Reino Unido de la Unión Europea. O como hace Donald Trump atacando
la globalización para mostrar que EEUU debe proteger su economía aumentando los
aranceles, y no bajar la producción por ello rechaza las medidas sobre cambio
climático.
En otro
artículo que redacté expuse que, hoy, el populismo de derecha como lo
observamos en el Reino Unido (con el
Brexit), en EEUU (con Trump), en Francia, Austria, Holanda, están acudiendo
también a llamar al pueblo para movilizarlo invocando fantasmas, alentando
sustos y mintiendo: sin ninguna intención de mejorarles su posición de clase.
Las mentiras digitales facilitan el surgimiento del populismo de derecha porque los populistas de
izquierda (que también lo hacen), son más moderados. Si el primigenio
populismo burdo buscaba con promesas
atraer electorado, el populismo de derecha y el neopopulismo buscan atraerlo
con propósitos torvos y al mismo tiempo buscan espantar el electorado del
adversario electoral y absorber el electorado restante.
Ian Buruma, resalta el caso de Thierry Baudet,
líder populista de derecha del Partido Foro para la Democracia, en Holanda, un
partido nuevo; Baudet propala estos argumentos, “su pensamiento está fuertemente influido por ideólogos de principios
del siglo XX, preocupados por la decadencia de la civilización occidental y
convencidos de que solo el liderazgo autoritario podría salvarla. Como
Mussolini, Baudet cree en una “Democracia directa” en la que la voz del pueblo
se exprese en referendos. En opinión de Baudet, los inmigrantes (especialmente
los musulmanes) diluyen la pureza de las
poblaciones nativas y debilitan las culturas occidentales con sus extrañas
costumbres. Piensa que además la civilización europea enfrenta otra amenaza
igual por parte de los “marxistas culturales”, a los que hay que purgar de
escuelas e instituciones. Quiere proteger la identidad de su país sacándolo de
la Unión Europea. Y como Trump, a quien admira, dice que el cambio climático es
mentira”. (Buruma, 2019)
Cómo será la postura extendida de
nacionalistas-populistas y xenófobos que en Finlandia el partido
Perussuomalaiset (verdaderos finlandeses), donde casi no hay inmigrantes,
expresa Antonio Caballero, citando al columnista Albiñana, “…la ultraderecha parroquial y mezquina,
antieuropea, xenófoba y racista, que basa su popularidad en el rechazo a los
inmigrantes, los cuales en Finlandia son casi inexistentes, constituyen apenas
un 1.1 por ciento de la población de cinco millones y medio de habitantes”
(Caballero, 2019).
En España la derecha está compuesta por el
Partido Popular (PP) y el partido CIUDADANOS que lidera Albert Rivera, quien
pretende posar de liberal para despintarse del franquismo que destila. Ambos
partidos ejercen la política tradicional de los partidos formalmente
establecidos y se autoproclaman con el título de constitucionalistas, como si
los otros fueran subversivos. Este movimiento Ciudadanos es la contracara de
PODEMOS, resultó de los plantones del 15-M, y desde entonces han apuntalado al
Partido Popular, sosteniendo a Mariano Rajoy hasta que fue desinvestido, hoy el
PP está dirigido por otro post-franquista, Pablo Casado. Pero ha surgido un
partido de ultraderecha, VOX, y agencian, Santiago Abascal Conde y sus socios,
una forma de populismo similar a algunos de los rasgos aquí descritos en este
apartado. Abascal difunde todas sus ideas, proclamas y ataques sucios a través
de las redes sociales, no a través de los medios de comunicación social como lo
hicieron Trump y Bolsonaro. Los temas tratados por Abascal son de incorrección
política, salidos de tono y punzantes para la garantía de los derechos. Como lo
expresa Silvia Mercado , de la página Web Infobae, se refiere a tópicos
respecto a, “la inmigración, el derecho a
usar armas, la violencia de género y -sobre todo- la unidad de España, puesta
en tela de juicio por el separatismo catalán”.
Vox es un partido extremista, la xenofobia es
la principal bandera, promueve el anti-feminismo y ataca las autonomías
regionales. Según la página Web www.magnet.xataka.com,
impulsa un nacionalismo extremo, animan
la apología de la Legión, de las Fuerzas Armadas y del pasado glorioso del
Imperio Español, va más allá del patriotismo y se enmarca en la nación española
como primer vector de su discurso ideológico. La prioridad básica la unidad de
España, o sea, abogan por el fin de la España descentralizada, anulando las
comunidades autónomas. También exigen recuperar para el Estado central todas
las competencias en materia de Educación y Sanidad, ahora en posesión de los
gobiernos regionales, anular sus sistemas judiciales, suprimir las policías
autonómicas, y limitar "en todo lo
posible la capacidad legislativa autonómica". Quiere eliminar la Ley
de Memoria Histórica: no considera los símbolos franquistas como algo
problemático, sino como parte del pasado de España y como forma de
"homenajear" a “todos los que,
desde perspectivas diferentes, lucharon por España”.
Bibliografía:
Buruma Ian. “La revuelta contra la superioridad
moral”. Artículo de prensa publicada en el periódico El Tiempo, sección A
Fondo, página 2.2, Bogotá, abril 14 del año 2019.
Caballero Antonio. “Un fantasma recorre
Europa”. Columna publicada en la revista Semana. Bogotá, abril de 2019.
Por: Alberto Ramos Garbiras | Con
especialización en Derecho Constitucional de
la Universidad Libre Seccional Cali; Magíster en Ciencia Política
(Universidad Javeriana); Doctorado en Política Latinoamericana, Universidad
Nacional de Madrid (UNED- España); profesor de derecho internacional en la
Universidad Libre.