En
un mundo tan complejo y con solo 4 delitos graves de su competencia (Genocidios,
crímenes de lesa humanidad, crímenes de guerra, y crímenes de agresión), la
Corte Penal Internacional (CPI), debería actuar siempre de oficio y por
conducta concluyente (al enterarse a través de las noticias sobre crímenes
escabrosos de su conocimiento, crímenes que están en la órbita de sus
funciones), al comprobar que se trata de situaciones dentro de un fall state
(Estado fallido o colapsado). Por el contrario, y está fijado en los estatutos,
la tendencia de la CPI en casi todos los casos es abordar la competencia cuando
las solicitudes o quejas traducibles en demandas las envía el presidente de un
país, o el Consejo de Seguridad de la ONU; lo demás no funciona, no prospera,
no opera. El Estatuto de Roma (1998), entró a regir desde el año 2002. Es una
justicia complementaria a los Estados, cuando la solicitan los 123 Países que
la componen. Los crímenes ante la CPI son imprescriptibles. La CPI es
permanente y no Ad-Hoc.
Sobre
Colombia, voy a reseñar un caso para que se aprecie la inutilidad de la CPI,
este caso generó muchas expectativas desde el año 1998 y ha resultado un plop (sorpresa
inesperada/inútil). En julio del año 2022 la CPI confirmó el cierre del caso
contra Colombia por crímenes de guerra y lesa humanidad que se había iniciado
en el año 2004, es decir 18 años de expectativas dentro de la Sala de
Cuestiones Preliminares, para nada. Se trataba de una solicitud presentada por
la Federación Internacional de Derechos Humanos (FIDH), y el colectivo de
abogados José Alvear, sobre crímenes imputados al ejército, otros cometidos por
la guerrilla y otros por los paramilitares, dentro de acciones y refriegas en
los campos de Colombia. No le determinaron responsabilidad a nadie y las
familias campesinas esperando justicia. Lo mismo sucede con frecuencia en casos
internacionales, la CPI se mueve con lentitud y no da pasos que restablezcan la
credibilidad hacia esta justicia transnacional que se esperaba podría ser
efectiva porque precisamente los Magistrados no están bajo la órbita de ningún
gobierno que los apabulle.
La justicia penal internacional fue creciendo desde los juicios de Nuremberg para juzgar lo que ninguna justicia penal nacional podía hacer. Antes de formalizarse en la CPI operó varias veces con tribunales Ad-Hoc. Con estas dos guerras recientes y en desarrollo, guerras de exterminio y aplastamiento como las vividas en Ucrania y Gaza, ya mostró que no tiene capacidad operativa ni punitiva, quedando claro para el mundo la quiebra de ese sistema penal global al no ser capaz ni de iniciar las investigaciones sobre los transgresores de los derechos humanos, del Derecho Internacional Humanitario y el derecho internacional. La sanción que adoptó la CPI contra Putin en el año 2023 por deportación forzada de menores fue contestada por Dimitri Medvedev, expresidente ruso, anunciando un bombazo contra las instalaciones en La Haya. La capacidad atómica/nuclear de las potencias que respaldan esas acciones al borde del desatamiento hoy de una tercera guerra mundial con componente nuclear, marchando sobre el desorden mundial porque ya se fracturó el orden mundial surgido después de la segunda guerra mundial. Hoy la relación de los países que integran la ONU se quedó sin derecho internacional y sin penalización.
Estas
dos guerras de exterminio y aplastamiento dejaron inútiles los valores en los
que se sostenía la ONU (mantener la Paz, obtener la seguridad, hacer respetar
la soberanía de los Estados, evitar las intervenciones abusivas…), devolviendo
al planeta tierra al estado de barbarie, a la edad media a la altura de 1648
cuando aparecía el primigenio derecho internacional. Estas dos guerras de
exterminio observadas por todos en parabólicas, redes de tv, redes sociales y
demás medios de comunicación; admitidas por varios Estados cómplices, neutros o
indiferentes y rechazadas por otros que no pueden impedirlas, estas dos guerras
nos colocan ante una realidad irrefutable: la mayor fuente del poder son los
arsenales nucleares. De esa detentación y ostentación surgen las definiciones
geopolíticas y los bloques territoriales que se organizan para definir las
condiciones de existencia de los otros Estados.
John
J. Mearsheimer, politólogo y especialista en relaciones internacionales,
refiriéndose al fallo de la Corte Internacional de Justicia (CIJ), emitido a
finales de febrero de este año, expresó que, “casi nadie esperaba que la CIJ
dictaminara que Israel tendría que detener todas las operaciones militares en
Gaza, ya que está en guerra con Hamás. Sin embargo, lo que la CIJ sí le
manifestó a Israel es que debe centrar su ofensiva contra los miembros de Hamás
y no contra la población civil. Al fin y al cabo, la acusación de genocidio
gira en torno a lo que Israel está haciendo sobre la población civil de Gaza,
no a Hamás. “Lo que realmente importa en la Orden es lo que dice de que
Israel comete genocidio. ¿Cómo podría ser de otro modo? El genocidio es el
crimen de todos los crímenes”.
Esta
Corte Internacional (CIJ)la confunden con la CPI. Ambas tienen sede en La Haya,
pero la Corte (CIJ) resuelve litigios entre los Estados, Suráfrica demando allí
para encontrar la responsabilidad del Estado de Israel y evitarse en la otra
Corte (CPI) las elusiones de Netanyahu y su cúpula militar. Produjo un fallo interesante
pero desconcertante porque no ordenó el cese al fuego, pero si señaló la
comisión del genocidio que comete Israel; sirvió para promover solidaridades
internacionales, pero pese a las advertencias el Gobierno de Israel continuo
con las masacres, destrucción de edificaciones, desvertebró la red hospitalaria
y de manera pérfida bloqueó la entrega de alimentos para matar por hambre a la
población, terminándola de ahuyentar para que busquen comida en otros sitios.
Al menos este tribunal sopesando la responsabilidad del Estado actuó y aceptó
la demanda de Suráfrica. Del otro lado la CPI que, si tiene total competencia
en lo penal para determinar conductas individuales, no ha iniciado ninguna
acción por genocidio, solo tiene investigaciones abiertas por crímenes de
guerra y no ha llegado a ninguna sanción.
Precisamente
el no funcionamiento de la justicia penal transnacional permite que los jefes
de Estado se sientan envalentonados para hacer uso ilegal de la fuerza
internacional. El caos ante la falta de aplicación de la justicia penal
transnacional es producido por la ausencia de regulación y castigo, de esta
manera la retorsión se extiende, el cúmulo de venganzas con acciones parecidas
a las ejecutadas por el Estado agresor; de la legitima defensa se pasa a la
cadena de retorsiones o venganzas, entre unos y otros Estados. Una mezcla del
uso de la fuerza ilegal y los excesos de las respuestas de cada acto acumulado
de daños. La legítima defensa debe ser inmediata como respuesta al ataque, o en
momentos recientes. No durante meses. La venganza de los Estados entre si nos
retrotrae a la venganza individual primitiva del diente por diente/ ojo por
ojo. Una aberración, hoy el derecho internacional se desplomó y entre los
países resuelven los diferendos a la manera primitiva.
La
guerra de arrasamiento y exterminio de Israel contra Gaza, eliminando a la
población civil para desocupar el territorio, violando flagrantemente todo el
Derecho Internacional Humanitario DIH, hizo crispar más las relaciones
internacionales con los países que si han cumplido, por la impunidad rampante y
evidente, ante la violación al tope del derecho internacional. La falta de
contención sobre Benjamín Netanyahu, hizo que los EEUU cada vez se
comprometieran más al tolerarlo; las abstenciones de EEUU en el Consejo de
Seguridad, al no votar para resolver, sin aprobar el cese al fuego; las
advertencias finales que el Presidente Biden le hizo, sin ser acatado, terminó
arrastrando a Biden a una guerra regional que se pudo evitar si se le hubiera
instado a Netanyahu para enfocar su acción militar contra los agentes de Hamas
y no eliminando sin contemplaciones a la población civil, sus bienes, medios de
subsistencia, hospitales, escuelas y familiares de los implicados, etc. La
respuesta de Irán el 13 de abril lanzando drones y misiles de crucero como
retorsión al ataque del consulado en Damasco que cometió Israel violando la
territorialidad del lugar diplomático, desembozó la guerra regional que se
había estado llevando con grupos proxy de Hezbolá desde el Líbano y los Hutíes
desde Yemen.
Irán
justificó el ataque aéreo con el argumento de la legítima defensa del Estado
según el artículo 51 de la Carta de la ONU (el mismo argumento que expuso
Israel por el ataque de Hamás el 7 de octubre). El artículo 51 expresa: “Ninguna
disposición de esta Carta menoscabará el derecho inmanente de legítima defensa,
individual o colectiva, en caso de ataque armado contra un Miembro de las
Naciones Unidas, hasta tanto que el Consejo de Seguridad haya tomado las medidas
necesarias para mantener la paz y la seguridad internacionales. Las medidas
tomadas por los Miembros en ejercicio del derecho de legítima defensa serán
comunicadas inmediatamente al Consejo de Seguridad, y no afectarán en manera
alguna la autoridad y responsabilidad del Consejo conforme a la presente Carta
para ejercer en cualquier momento la acción que estime necesaria con el fin de
mantener o restablecer la paz y la seguridad internacionales”. El Consejo
de Seguridad de la ONU se reunió el domingo 14, pero como quiera que ambas
partes son integrantes de la ONU, todo quedó en admoniciones, recomendaciones y
advertencias. La ONU instó a desescalar el conflicto y a advertirle a Israel
que no obrará con una respuesta militar dado el resultado de la operación donde
fueron interceptados los drones y los misiles y el daño solo alcanzó a dos
instalaciones militares, no hubo víctimas sobre la población civil.
El
presidente Biden manifestó que de ninguna manera apoyaría un contraataque (este
nivel del enfrentamiento lo arrojaría a otra guerra que no le conviene en época
electoral) implicándolo en una guerra mundial. Algo que debió haber pensado
desde el principio, en octubre del año 2023. La mayoría de los Estados se han
pronunciado por la abstención de Israel en esta ocasión, es evidente que fue el
provocador de la respuesta militar. La respuesta de Israel se dará para simular
hacer respetar el “honor” seguramente contra los aliados proxys de Irán en el
Líbano o Yemen, así mantendría el conflicto a nivel regional. Si ataca
directamente el territorio de Irán desobedecería a EEUU, Y Rusia entraría a
terciar en defensa de Irán, y de contera China y Corea del Norte, coadyuvarían
a Rusia, es decir desataría una guerra mundial, entre Estados nucleares, con
tendencia al uso de estas armas, agravando la situación.
Una
mirada crítica a la actual situación en Oriente Medio da como resultado el peor
momento para todos los actores envueltos en el conflicto. Es el momento de
pararse firme la ONU y a través de la Asamblea General someter a aprobación la
Resolución que ordene la creación de los dos Estados, haciéndola valer con la
fuerza multinacional. Las puertas del infierno se abrieron y es la única forma
de cerrarlas ante el polvorín que creció.
“Por
supuesto, el futuro de Israel-Palestina debe ser decidido por la gente que vive
allí. Sin embargo, la autodeterminación no debe evitar algunas lecciones
históricas. Hoy en día, una solución de dos estados solo podría funcionar a
través de un proceso de purgas territoriales interétnicas. Esta sería una
solución irracional en una tierra compartida por el mismo número de judíos y
palestinos”.
“Incluso
suponiendo la creación de Palestina como un estado auténticamente soberano, lo
cual es muy improbable, esto no sería satisfactorio a largo plazo. Un estado
sionista junto a uno islámico sería una regresión histórica que no podría
proporcionar un hogar para ningún diálogo o intercambio entre culturas, idiomas
y creencias. Como nos dice la historia del siglo XX de Europa Central y los Balcanes,
esta perspectiva resultaría en una tragedia”.
“Por
lo tanto, muchos ven como la única solución un estado binacional en el que
judíos y palestinos coexistirían sobre bases iguales. Hoy en día, esta opción
parece impracticable, pero si pensamos a largo plazo, parece lógica y
coherente. En 1945, la idea de construir una Unión Europea reuniendo a
Alemania, Francia, Italia, Bélgica y los Países Bajos parecía extraña e
ingenua. La historia está llena de prejuicios que son abandonados y
retrospectivamente parecen estúpidos. A veces las tragedias sirven para abrir
nuevas perspectivas”. (Traverso, 2024)
Bibliografía:
Traverso
Enzo. “La masacre de Gaza está socavando la cultura democrática”.
Columna publicada en la revista española Sin Permiso SP.
www.sinpermiso.info. Abril del año 2024.
(*)
Especialización en derecho constitucional, Universidad Libre; magister
en ciencia política de la Universidad Javeriana; Ph.D en Política
Latinoamericana, Universidad Nacional (UNED) de Madrid España. Ha sido profesor
de las asignaturas: derecho internacional, ciencia política, derecho
constitucional y derechos humanos, Facultad de Derecho, Universidad Libre (Seccional
Cali).