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25 abr 2023

Las mutaciones de la guerra

 Texto de  Alberto Ramos Garbiras (*)

  La historia de las guerras va desde el uso de las piedras, hondas, garrotes,  flechas, cerbatanas, dardos envenenados, dagas, armaduras, perros mastines, cuerpos cubiertos con armaduras, cañones, pistolas, rifles, lanzacohetes, tanques, aviones bombardeando,  y ahora con misiles estratégicos, drones… Las batallas citadas en campo abierto son omitidas, ya no se presentan, solo las emboscadas, y se evita la confrontación entre combatientes, los ataques son arteros, aéreos, destruyendo infraestructuras eléctricas y servicios básicos. Bombardean instalaciones civiles, atacan hospitales, escuelas, patrimonio cultural y arquitectónico, se violan los 4 protocolos de Ginebra, y se cometen crímenes de competencia de la Corte Penal Internacional CPI, nada importa ni se respeta, se trata de dominar y exterminar. Ni la CPI, ni los códigos penales nacionales contemplan en su tipología los delitos de exterminio o arrasamiento o aplastamiento. Habría que ubicarlos en la clasificación de crímenes de agresión, o en los genocidios, o en los crímenes de guerra. Hoy el aplastamiento se está sistematizando, esa es la preocupación mayor ante el desorden mundial y el desplome del derecho. Antes los exterminios eran ocasionales porque la guerra tenía otro revestimiento. Hubo actos brutales de aplastamiento en la segunda guerra mundial como la batalla de las Ardenas, en Dresde, la operación Reinhard en Polonia,  o la operación Barba Roja de los alemanes en la URSS, pero no todas las incursiones implicaban esta brutalidad. Aunque la sumatoria de los actos de guerra en esa conflagración mundial (1939/1945) se convirtieron en una catástrofe.

El periodista Pavel Polityuk, informó el 10 de marzo, de 2023 que, “El primer ataque ruso con misiles contra ciudades ucranianas en semanas fue recibido en Kiev con actitud desafiante y repulsa por el ataque contra civiles, mientras las fuerzas ucranianas que defienden la ciudad oriental de Bajmut seguían frustrando los intentos rusos de abrirse paso… Ucrania declaró que sus defensas aéreas habían derribado numerosos drones y misiles, pero que Rusia también había disparado seis misiles de crucero hipersónicos Kinzhal que no pudieron detener. Moscú confirmó que había utilizado misiles Kinzhal -daga en ruso- en el ataque del jueves. Los ataques masivos contra objetivos alejados del frente fueron la primera oleada de este tipo desde mediados de febrero, rompiendo una tregua en la campaña aérea contra la infraestructura civil de Ucrania que Rusia lanzó hace cinco meses” . Estos ataques rusos en la zona de Bajmut descritos sin sensacionalismo, son espantosos por el tipo de arrasamiento que conllevan. Nos hacen recordar el libro de Laurence Rees, “Una guerra de exterminio (Hitler contra Stalin)”, que recrea la invasión alemana en la Unión Soviética durante la segunda guerra mundial. Rees, es un productor y director muy serio de temas bélicos, ha trabajado para la BBC y ha obtenido dos veces el premio Emmy, más el premio Bafta. 

 De facto durante el desenvolvimiento de la globalización la soberanía se degradó porque ya no podía ser inalterable por la elemental razón de las cesiones múltiples de la soberanía por parte de los Estados hacia las organizaciones multilaterales para aceptar sus decisiones y respetar la membresía; está lógica funcional fue aumentándose hasta dejar expuestas las autonomías estatales e imbricarse el sistema internacional. Hasta allí comprensible porque el dualismo del derecho internacional se encargó de ir moldeando el funcionamiento del orden mundial. Pero algunos límites se perdieron, además el crecimiento de los bloques económicos estilo Unión Europea (UE), UNASUR, Alianza Pacífico, G-20, etc, hizo que fuera más dinámica esta cesión de soberanía que la existente con la aparición de bloque continentales, como la OEA (todos ceden para pertenecer al organismo) .

Una guerra de invasión como la de Rusia contra Ucrania que desborda el marco binacional de los combatientes y repercute en toda la UE hizo replantear la importancia de la soberanía nacional de los estados, e incluso ante el urgente reforzamiento del sistema  de defensa europeo (La OTAN quedó sometida a examen), pues se considera no corresponde a las necesidades de la Federación Europea y tiene desarreglos por la presencia de los EEUU que no es continental, pero es quien les brinda seguridad; y es a ese pacto militar a quien se le endilga la causa de la guerra por el acercamiento de las bases militares al este-este de la Federación Rusa(no supieron conservar lo límites que tenían hasta la desagregación de la URSS); pero como se ha visto hasta la fecha, no puede la UE entrar a


resolver una crisis so pena de desatar una guerra mundial; quedan en entredicho las afectaciones colaterales como la situación de bloqueo en el mar Negro y el incumplimiento del acuerdo de granos y cereales para evitar una crisis alimentaria mayor con repercusión mundial. Rusia castiga a Ucrania limitándola en sus exportaciones desde el mar negro, pero tres países limítrofes con ese mar si son miembros de la UE y de la OTAN, y también se afectan, (Bulgaria, Rumania y Turquía), entonces como no actuar si ese mar a través del estrecho del Bósforo es la conexión con el Mediterráneo. El incumplimiento del acuerdo sobre los cereales (único logro diplomático de la ONU, hasta ahora) está evidenciando esa forma de quedar maniatada la UE para resolver algo, ya no de repercusión, sino de afectación directa. La geopolítica y su relación con los mares es un punto central de la aspiración rusa, por eso se tomó Crimea desde el 2014, y desde el 2022 pretende ampliar el corredor marino con las dos zonas del Dombas, más Mariupol y Járkov. Las batallas de Bajmut se explican por ese objetivo territorial/marítimo.

Sigmund Freud, le explicaba a Einstein, en 1932 sobre las guerras, “los conflictos de intereses que surgen entre los hombres se resuelven pues, en principio, por la violencia. Así sucede en todo el reino animal, del que no podría excluirse al hombre (…) En los orígenes, en una horda poco numerosa, la superioridad de la fuerza física decidía lo que debía pertenecer a uno u otro o cuál era la voluntad que debía respetarse. La fuerza física va a ser secundada y pronto reemplazada por el recurso a las armas: saldrá victorioso el que posea las mejores o el más diestro en su manejo”. (Freud, 1932)


Al comienzo de la historia entre comunidades primitivas se imponía el más fuerte y doblegaba a los otros, de esa forma la violencia  decidió e impuso las condiciones porque no existían formas de gobierno, ni acatamiento a normas; la violencia desplegada con diferentes instrumentos rudimentarios y sus aplicaciones se hizo imperante hasta que aparecía otro más fuerte con mayor capacidad destructiva e impositiva. Después la fuerza física fue complementada con el uso de las armas, quien no las adquiriera quedaba en desventaja y rezagado, así fue durante el imperio Romano, y ha sido en todas las etapas de la historia en lo medieval, en lo moderno y postmoderno; depende de la construcción e innovación con las armas, la violencia para los particulares y la fuerza para los Estados, se sigue imponiendo las reglas, el derecho o el desorden. “La intervención del arma señala el momento en que la supremacía intelectual comienza a sustituir a la fuerza bruta; el objetivo final de la lucha sigue siendo el mismo: una de las partes en conflicto se verá forzada, por los daños que se le infligen y por la destrucción de sus fuerzas, a renunciar a sus reivindicaciones o a su oposición. El máximo resultado se obtiene cuando la violencia elimina al adversario de manera perdurable, es decir, lo extermina”. (Ibidem)

“Las tecnologías han condicionado el desarrollo de la táctica, la logística y el armamento. No tenemos que esforzarnos en exceso para comprobarlo. Siria se ha convertido en un formidable campo de prueba y exhibición de armas para las grandes potencias militares. Rusia, por ejemplo, provocó en octubre de 2014 una considerable sorpresa al disparar por primera vez una veintena de misiles Kalibr desde un crucero en el Caspio, a 1.500 kilómetros del objetivo. Dos meses después repitió la jugada, esta vez desde un submarino de nueva generación de clase Kilo. El cazabombardero F-22 Raptor, la joya tecnológica norteamericana, se estrenó casi en simultáneo. Los drones Predator y Reaper, los misiles anti-tanque TOW, el Eurofighter Typhoon, etc., integran asimismo la lista de armamentos modernos cuyo bautismo de fuego salta a las páginas de la prensa diaria con relativa frecuencia”. (Gajate y González Piote, 2014)

Con la evolución del derecho, las disputas, reyertas y guerras civiles se resuelven imponiendo nuevas condiciones. Nace un nuevo derecho impuesto por el triunfador: la guerra como fuente del derecho.  Y dentro del derecho internacional este regula la vida entre los Estados, por ende, entre las naciones. Pero la fuerza internacional sigue siendo usada violando la carta de la ONU, y se altera la convivencia cuando se violan las soberanías reconocidas; por las ambiciones geopolíticas se extienden las fronteras atacando a los que poseen los recursos naturales y minerales más necesarios. Las armas nucleares almacenadas, construidas y programadas, cambiaron las reglas del juego, con la disuasión y las amenazas, se comportan los Estados fuertes como hegemónicos, desbalancean los arreglos anteriores y despliegan sus intereses geopolíticos produciendo conflagraciones y a veces las mediaciones son desechadas, pero se sigue aparentando respetar el derecho.

La guerra de aplastamiento por el exterminio registrado, es inocultable, es una demostración de la fuerza demoledora que ocasiona un aislamiento de la comunidad internacional y una reacción como las sanciones económicas producidas contra Rusia y la entrega de armamentos (algunos dicen, fierros viejos); pero ante la neutralidad relativa de todos los países de la UE, para evitar implicaciones mayores y efectos directos, se vuelve esta “neutralidad” un fortalecimiento de la potencia que extermina porque cada vez demuestra que las instituciones multilaterales no pueden funcionar para frenarlo. Y, la dilación le sirve a la potencia militar que agrede para, llegado el momento de la negociación en aras de la “PAZ”, no devolver ni indemnizar a la víctima.

 Se fortalecerá el derecho internacional después del “arreglo”, volverá a regir; pero si no se reversa o al menos, congela, la producción de armas nucleares, el armamentismo continuará fortificando a quienes después vuelvan a amenazar a la comunidad internacional. La invasión a Ucrania no es solo la agresión a ese país, es la amenaza a toda Europa, y por ende a la comunidad de naciones, porque se desembozó que, la tenencia del arsenal nuclear hace tambalear el orden mundial. Por esta razón la neutralidad de algunos países ha servido y frenar el armamentismo es la clave, paralelo a la vía de la multilateralidad, es decir que todos en la ONU decidan por una mayoría simple.  El único atenuante hasta hoy, de manera irracional, es pensar que otros países también tienen armas nucleares y se disuaden o asustan mutuamente, pero falta ver cómo se van alineando con la dinámica de las agresiones, y de ese cuadrilátero qué actitud se tomará, al ver que la mutua destrucción se puede dar o desatar, o cual va a ser el tope de las refriegas futuras si se incumple el tratado de no producción nuclear y de desmantelamiento progresivo. Una coalición de Estados nucleares contra otros Estados nucleares, ambas coaliciones en un símil a federaciones nucleares. Con telón y escenario de fondo para el arreglo están las ideas, las posturas teóricas, las teorías sobre las relaciones internacionales, los nacionalismos hirviendo, las ambiciones expansivas; como se puede ver en retrospectiva las ideas no convencen a todos, las religiones tampoco, ni los sistemas políticos satisfacen para llegan a la unanimidad, por ende, continúan las refriegas y las posturas contrarias que alientan las guerras.

En el entretanto las potencias mundiales hoy, son federaciones. La federación norteamericana (los 51 Estados de la Unión/EE.UU.); La federación europea de 28 Estados (La UE); la Federación Rusa (los 85 Estados autónomos o sujetos territoriales: Kraist, Oblast, Okrugs. Con etnias diferenciadas), y las regiones de China-socialista son en la práctica otra federación (con 65 regiones administrativas). Podría presentarse eventualmente una implosión de la Federación Rusa y muchas de esas regiones conformar otro tipo de Estado para no involucrarse más en la guerra y rehabilitar sus economías, o las que pudieren iniciar una secesión. Este sería el único cambio que se avizora.

Me preocupa más esta guerra de invasión a Ucrania después de leer ese texto de Sigmund Freud contestando las inquietudes de Einstein, porque lo invita o incita a uno para mirar las guerras hacia atrás y hacia adelante, respecto al uso recurrente de la violencia, del terrorismo y del terror estatal. Y puede llegar el lector a la conclusión del por qué no se ha frenado la violencia desde que se inventaron las armas, partiendo del garrote en la edad primitiva hasta el misil en la edad posmoderna; en todas las etapas históricas se han transformado las armas y las ideas, pero siempre se retorna y retoman las armas. Los espacios de convivencia (sin guerras), se rompen cíclicamente para resolver las diferencias o desatar las ambiciones. Entonces lo preocupante es esto: Los 12 Estados nucleares llegaron al tope del armamentismo. Por la alta tensión y amenazas, están acercándose a conformar coaliciones de estados nucleares. Y allí la conclusión fatal: Que pasará cuando entre todos las usen. Hay que evitarlo. La ONU es la única que podría. Pero se ve maniatada por la composición y forma como actúa el Consejo de Seguridad, la clase de votación establecida la lleva a la inacción.

 Citas.

Freud Sigmund. “Por qué la guerra. Sigmund Freud escribe a Albert Einstein”. www.es.unesco.org, 1932.

Gajate Bajo María y González Piote Laura. “Guerra y tecnología. Interacción desde la antigüedad hasta el presente”. Libro publicado por la Fundación Areces, y la Asociación Española de Historia Militar. www.fundacionareces.es // año 2017.

(*) Abogado egresado de la Universidad Santiago de Cali (USC); especialización en derecho constitucional, Universidad Libre; magister en ciencia política de la Universidad Javeriana; PhD en Política Latinoamericana, Universidad Nacional (UNED) de Madrid España. Profesor de las cátedras: derecho internacional, y derechos humanos, Universidad Libre (Seccional Cali).