(Tercera
parte de la recensión de una novela).
“Las
Reglas del Fuego”, novela de Lisandro Duque Naranjo, tiene elemento de
cuatro géneros literarios, histórico, realista, etnográfico y autobiográfico,
el relato contempla al mismo tiempo una mezcla de seis formas literarias y
periodísticas: novela, crónica, reportaje, perfiles, testimonios y noticias.
Hay referencia al fraude a Rojas Pinilla
en 1970 dio origen a la formación de otra guerrilla, el M-19, caracterizados al
principio por el accionar urbano, atraían por su agnosticismo y bacanería. La
toma del Palacio de Justicia (1985) fue el lunar que los colocó en declive, no
pudieron repetir la aventura de la toma de la Embajada Dominicana, Los
militares como Vega Uribe y Zamudio Molina maniataron la eventual negociación
de Belisario Betancourt, se produjo una
toma con contra toma sangrienta y todo terminó mal.
Un texto de Alberto Ramos Garbiras (*)
La novela contiene un cuadro de costumbres
sevillanas o paisas y un anecdotario municipal: Incluida la descripción de
figuras parroquiales con sus apodos impuestos por “amigos” o extraños, como una práctica rutinaria burlesca, para al
final alterar la identidad de las personas o rebautizar a los malqueridos.
En este
libro encontrará el lector la historia insurreccional de Colombia, la mención
al origen de todas las guerrillas que han aparecido, las razones de la lucha
armada, los objetivos que tenían los jefes fundadores, las ilusiones
imaginadas, las desdichas, las dudas, algunos logros y los fracasos. La
historia de 40 años convulsos, la memoria histórica y la sinopsis sobre el
trasegar de cada grupo insurgente, los avatares y las penurias para poder
proseguir. Aparece el Genocidio desde la mitad de los años 80s contra los
dirigentes de la UP, mueren congresistas, concejales, diputados y líderes a
tutiplén; una danza roja fraguada entre mafiosos, paramilitares y agentes del
Estado para impedir la consolidación de un partido político, fruto del proceso
de paz betancourista, incluida la muerte de dos candidatos presidenciales de la
UP: pardo Leal y Bernardo Jaramillo. El perfil sobre Jaime Pardo Leal es una
pieza del periodismo si se extracta de la novela. El perfil es preciso y
descriptivo para quienes lo conocieron personalmente y para quienes solo lo
vimos en la televisión, pues delinea sus tics y lo estampa como magnífico
expositor, orador, hiperactivo y brillante.
A manera de ejemplo cito cuatro situaciones que
marcaron momentos importantes de cuatro guerrillas.
1). Los fundadores del ELN, concibiendo desde
1961 y comentándole al Che Guevara, en el Hotel Nacional de La Habana, cuál sería
el territorio ideal para prender el foco guerrillero, analizando las
condiciones geográficas óptimas para combatir, evaluando la estructura del
atraso que tenía Colombia, para prender la chispa de la revolución y adoptar el
socialismo, algo que veían, sucedería en pocos años. Asistieron a la reunión
con el Che Guevara, Fabio Vásquez Castaño, quien recomendó seleccionar
territorios de Santander del Sur; Antonio Larrota, recomendó el Departamento
del Cauca, so pretexto de que allí ya operaban dos exguerrilleros liberales que
se sumarían: Aguililla y Tijeras. Eduardo Franco Isaza, se inclinó por los
Llanos; Guillermo Puyana Mutis, refirió que era mejor empezar en las ciudades,
en una alianza táctica con el naciente MRL. El Che se pronunció por la
propuesta de Vásquez Castaño e increpó y descalificó las dos propuestas de
coalición liberal.
2). En el capítulo 30 palpamos la formación y
transformación de Pedro Antonio Marín a Tirofijo. Un joven de Génova (Quindío)
golpeado por la violencia, concientizándose a punta de balazos contra sus
allegados y campesinos lugareños, despojado de todo, observando masacres como
la de Ceilán, descripciones dantescas de la violencia y las incursiones en
varios corregimientos que perpetraron los “pájaros” conservadores instrumentalizados
por dirigentes de la cúpula de ese partido para exterminar liberales; sacado
luego por el bombardeo del sitio donde labraba la tierra y constreñido a
armarse otra vez; todo narrado en este capítulo con un lenguaje garciamarquiano
o de realismo mágico que puede asombrar a cualquier extranjero de vida
apacible: Un cuadro rural de sangre que significó la violencia bipartidista,
prolongada a principios de los años 60s, dentro del gobierno de Guillermo León
Valencia, contra los tildados como bandoleros porque no creyeron en la paz de
las élites, entonces surge la conformación de las FARC. La amistad y la empatía
de Tirofijo (ya llamado Manuel Marulanda), con Jacobo Arenas, permitió la
dirección dual donde la astucia del guerrero se aunó con la claridad del
doctrinante.
3). La guerrilla del EPL, nacida en 1965
adheridos al devenir de la revolución China, como estrella polar, concibiendo
la idea de trabajar zonas liberadas para adelantar una guerra prolongada y
formar una República disidente, o sea escindir o independizar una parte del
país. Esta idea se parece a lo que podría haber hecho las FARC entre enero de
1999 y febrero de 2002 si hubieran asumido la entrega de El Caguán como un
proceso de paz con réditos para ellos y para el país. El paso siguiente habría
sido reconvertir ese territorio en zona administrada por ellos transformándose
en autoridades gubernamentales de la zona, o sea reinserción de poderes, como
hicieron los guerrilleros salvadoreños en 1992.
4). Los fundadores del ADO (Autodefensa Obrera),
quisieron utilizar la noche de Halloween de octubre 1976, atracando un camión
que repartía dulcerías para repartir todo el botín entre los niños pobres del
barro Juan XXIII, fallaron en el intento y efectuaron un plan B asaltando
tiendas y graneros, llegaron tarde al reparto y los niños no fueron
complacidos, la noticia al día siguiente reseñó un reparto de confites hecho
por el M-19. Se inició como una guerrilla endogámica, casi familiar, el acto
más notorio fue la ejecución del exministro Pardo Buelvas, una retaliación por
las represalias del paro nacional de 1977.
“Algunos aspectos de los conflictos recientes
de Colombia son más intangibles vistos en la larga perspectiva de los
doscientos años de su historia independiente. Otros no tienen precedentes tan
claros: nuevas ideologías, nuevas influencias internacionales, narcotráfico, el
nuevo comercio de armas, el secuestro y la extorsión en tan grandes escalas, la
nueva geografía de la violencia, la expansión acelerada de guerrillas y
paramilitares después de 1980, el desplazamiento de millones de personas, la
presencia de numerosas ONG, la elaboración de nuevas teorías de justicia, las
innovaciones en el derecho internacional…” (Deas, 2015)
Las guerrillas con los focos, los frentes y las
coaliciones hacen política armada para llegar al poder o se desmovilizan para
hacer política desarmada organizando partidos políticos para participar del
poder. Otros utilizan a los paramilitares para mantenerse en el poder. Hay
contratistas internacionales para reemplazar al ejército de un país y hacer
valer el poder mundial de una potencia, así lo hace los EEUU reclutando latinos
y tercermundistas en calidad de contratistas. Una relación entre la guerra, la
política y el poder: El derecho amañado apuntala y justifica el poder.
Cita.
Deas Malcolm. Intercambios violentos. Y dos
ensayos más sobre el conflicto en Colombia. Editorial Taurus. Tercera edición,
noviembre del año 2015.
(*) Magíster en Ciencia Política (Universidad
Javeriana); PhD en Derecho Público con énfasis en Política Latinoamericana,
Universidad Nacional de Madrid (UNED- España); profesor de las cátedras:
derechos humanos y derecho internacional, en la Universidad Libre.