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12 jun 2020

Historia insurreccional de Colombia

 (Tercera parte de la recensión de una novela).
Un texto de  Alberto Ramos Garbiras (*)
 Las Reglas del Fuego”, novela de Lisandro Duque Naranjo, tiene elemento de cuatro géneros literarios, histórico, realista, etnográfico y autobiográfico, el relato contempla al mismo tiempo una mezcla de seis formas literarias y periodísticas: novela, crónica, reportaje, perfiles, testimonios y noticias. Hay referencia al  fraude a Rojas Pinilla en 1970 dio origen a la formación de otra guerrilla, el M-19, caracterizados al principio por el accionar urbano, atraían por su agnosticismo y bacanería. La toma del Palacio de Justicia (1985) fue el lunar que los colocó en declive, no pudieron repetir la aventura de la toma de la Embajada Dominicana, Los militares como Vega Uribe y Zamudio Molina maniataron la eventual negociación de  Belisario Betancourt, se produjo una toma con contra toma sangrienta y todo terminó mal.

La novela contiene un cuadro de costumbres sevillanas o paisas y un anecdotario municipal: Incluida la descripción de figuras parroquiales con sus apodos impuestos por “amigos” o extraños, como una práctica rutinaria burlesca, para al final alterar la identidad de las personas o rebautizar a los malqueridos.

 En este libro encontrará el lector la historia insurreccional de Colombia, la mención al origen de todas las guerrillas que han aparecido, las razones de la lucha armada, los objetivos que tenían los jefes fundadores, las ilusiones imaginadas, las desdichas, las dudas, algunos logros y los fracasos. La historia de 40 años convulsos, la memoria histórica y la sinopsis sobre el trasegar de cada grupo insurgente, los avatares y las penurias para poder proseguir. Aparece el Genocidio desde la mitad de los años 80s contra los dirigentes de la UP, mueren congresistas, concejales, diputados y líderes a tutiplén; una danza roja fraguada entre mafiosos, paramilitares y agentes del Estado para impedir la consolidación de un partido político, fruto del proceso de paz betancourista, incluida la muerte de dos candidatos presidenciales de la UP: pardo Leal y Bernardo Jaramillo. El perfil sobre Jaime Pardo Leal es una pieza del periodismo si se extracta de la novela. El perfil es preciso y descriptivo para quienes lo conocieron personalmente y para quienes solo lo vimos en la televisión, pues delinea sus tics y lo estampa como magnífico expositor, orador, hiperactivo y brillante.

A manera de ejemplo cito cuatro situaciones que marcaron momentos importantes de cuatro guerrillas.

1). Los fundadores del ELN, concibiendo desde 1961 y comentándole al Che Guevara, en el Hotel Nacional de La Habana, cuál sería el territorio ideal para prender el foco guerrillero, analizando las condiciones geográficas óptimas para combatir, evaluando la estructura del atraso que tenía Colombia, para prender la chispa de la revolución y adoptar el socialismo, algo que veían, sucedería en pocos años. Asistieron a la reunión con el Che Guevara, Fabio Vásquez Castaño, quien recomendó seleccionar territorios de Santander del Sur; Antonio Larrota, recomendó el Departamento del Cauca, so pretexto de que allí ya operaban dos exguerrilleros liberales que se sumarían: Aguililla y Tijeras. Eduardo Franco Isaza, se inclinó por los Llanos; Guillermo Puyana Mutis, refirió que era mejor empezar en las ciudades, en una alianza táctica con el naciente MRL. El Che se pronunció por la propuesta de Vásquez Castaño e increpó y descalificó las dos propuestas de coalición liberal.

2). En el capítulo 30 palpamos la formación y transformación de Pedro Antonio Marín a Tirofijo. Un joven de Génova (Quindío) golpeado por la violencia, concientizándose a punta de balazos contra sus allegados y campesinos lugareños, despojado de todo, observando masacres como la de Ceilán, descripciones dantescas de la violencia y las incursiones en varios corregimientos que perpetraron los “pájaros” conservadores instrumentalizados por dirigentes de la cúpula de ese partido para exterminar liberales; sacado luego por el bombardeo del sitio donde labraba la tierra y constreñido a armarse otra vez; todo narrado en este capítulo con un lenguaje garciamarquiano o de realismo mágico que puede asombrar a cualquier extranjero de vida apacible: Un cuadro rural de sangre que significó la violencia bipartidista, prolongada a principios de los años 60s, dentro del gobierno de Guillermo León Valencia, contra los tildados como bandoleros porque no creyeron en la paz de las élites, entonces surge la conformación de las FARC. La amistad y la empatía de Tirofijo (ya llamado Manuel Marulanda), con Jacobo Arenas, permitió la dirección dual donde la astucia del guerrero se aunó con la claridad del doctrinante.

3). La guerrilla del EPL, nacida en 1965 adheridos al devenir de la revolución China, como estrella polar, concibiendo la idea de trabajar zonas liberadas para adelantar una guerra prolongada y formar una República disidente, o sea escindir o independizar una parte del país. Esta idea se parece a lo que podría haber hecho las FARC entre enero de 1999 y febrero de 2002 si hubieran asumido la entrega de El Caguán como un proceso de paz con réditos para ellos y para el país. El paso siguiente habría sido reconvertir ese territorio en zona administrada por ellos transformándose en autoridades gubernamentales de la zona, o sea reinserción de poderes, como hicieron los guerrilleros salvadoreños en 1992.

4). Los fundadores del ADO (Autodefensa Obrera), quisieron utilizar la noche de Halloween de octubre 1976, atracando un camión que repartía dulcerías para repartir todo el botín entre los niños pobres del barro Juan XXIII, fallaron en el intento y efectuaron un plan B asaltando tiendas y graneros, llegaron tarde al reparto y los niños no fueron complacidos, la noticia al día siguiente reseñó un reparto de confites hecho por el M-19. Se inició como una guerrilla endogámica, casi familiar, el acto más notorio fue la ejecución del exministro Pardo Buelvas, una retaliación por las represalias del paro nacional de 1977.

 Algunos aspectos de los conflictos recientes de Colombia son más intangibles vistos en la larga perspectiva de los doscientos años de su historia independiente. Otros no tienen precedentes tan claros: nuevas ideologías, nuevas influencias internacionales, narcotráfico, el nuevo comercio de armas, el secuestro y la extorsión en tan grandes escalas, la nueva geografía de la violencia, la expansión acelerada de guerrillas y paramilitares después de 1980, el desplazamiento de millones de personas, la presencia de numerosas ONG, la elaboración de nuevas teorías de justicia, las innovaciones en el derecho internacional…” (Deas, 2015)

Las guerrillas con los focos, los frentes y las coaliciones hacen política armada para llegar al poder o se desmovilizan para hacer política desarmada organizando partidos políticos para participar del poder. Otros utilizan a los paramilitares para mantenerse en el poder. Hay contratistas internacionales para reemplazar al ejército de un país y hacer valer el poder mundial de una potencia, así lo hace los EEUU reclutando latinos y tercermundistas en calidad de contratistas. Una relación entre la guerra, la política y el poder: El derecho amañado apuntala y justifica el poder.

Cita.
Deas Malcolm. Intercambios violentos. Y dos ensayos más sobre el conflicto en Colombia. Editorial Taurus. Tercera edición, noviembre del año 2015.

(*) Magíster en Ciencia Política (Universidad Javeriana); PhD en Derecho Público con énfasis en Política Latinoamericana, Universidad Nacional de Madrid (UNED- España); profesor de las cátedras: derechos humanos y derecho internacional, en la Universidad Libre.