La novela de Lisandro Duque Naranjo titulada
“Las Reglas del Fuego”, narra parte de la historia de las guerrillas
y parte de la guerra en Colombia, los hechos de varias violencias se cruzan.
Saltuariamente se refiere a los eventos ocurridos dentro del gobierno de Carlos
LLeras Restrepo, se refiere a la ANUC y su decepción por el engaño con la firma
del Pacto de Chicoral, la ocupación de tierras en manos de terratenientes que
no ceden hectáreas para avanzar hacia una reforma agraria, los paros cívicos de
la época, las tensiones sociales, las acciones sindicales; menciona el fraude
electoral en desmedro de Rojas Pinilla y las fuerzas políticas que lo
acompañaban, para permitir el ascenso de Misael Pastrana Borrero, un político
LLero-Ospinista que había sido el Secretario General de la presidencia de
Mariano Ospina Pérez.
En el tercer capítulo leemos alusiones a la
iglesia ideológicamente dominante, a sus curas adustos o prepotentes, a las
homilías rimbombantes, alude a la administración de los sacramentos; y menciona
los comportamientos obedientes de unos, escépticos de otros, y el ateísmo que
aflora en quienes las cátedras de sociales van abriendo los sesos, o a quienes
les va llegando la influencia castrista desde Cuba ante el triunfo de la
revolución caribeña.
También se relatan las formas de
estigmatización hacia las iglesias evangélicas o cristianas instaladas en el
municipio, el ataque contra los testigos de Jehová en San Antonio (un
corregimiento); y las maniobras para anunciar la exoneración de la confesión a
fin de ganar adeptos en una ceremonia de comunión colectiva, acto campal
presidido por Monseñor Castro Becerra. Este capítulo es: Un completo análisis
de la influencia religiosa sobre los matrimonios y la vida municipal.