Buscar este blog

1 sept 2018

Cali, otro molde territorial


El anuncio y concreción de la conversión de Cali en Distrito -Especial contenido en la Ley 1933 del año 2018 volvió a activar las opiniones sobre si este es el molde de orden territorial que necesita la ciudad para resolver una serie de  nudos de planeación y desarrollo que tiene.  Como Distrito-Especial dejaría el modelo de  las 22 comunas y se reagruparían los barrios transformándose en 5 localidades con alcaldes menores; cada localidad tendría un plan de desarrollo según sus especificidades; además el Plan de Desarrollo Municipal vigente tendría que reajustarse, los miembros de las JAL pasarían como ediles a devengar sueldos; el 10 % del presupuesto municipal se distribuiría en las alcaldías menores; algunos recursos de participación podría aplicarse a los institutos de cultura como Incolballet y Bellas Artes; los dineros correspondientes a las regalías se manejarían directamente, la sobre tasa ambiental se afirma, podría manejarse con autonomía; y otras “ventajas”, argumentan los defensores de la conversión.

El asunto central a resolver es como llevar a Cali hacia un modelo o molde territorial apropiado sin que los municipios de la vecindad ya anexos de hecho por la conexión con sus límites territoriales en todos los extremos, por el crecimiento de sus perímetros urbanos, por la interrelación diaria a través de sus vías, puestos de trabajo, comercio, banca y la prestación de los mismos servicios públicos, agrave y acogote a la administración central de la ciudad eje del área: Cali. Conurbada por Jamundí, Yumbo, Vijes, Palmira, Candelaria. Y con sobrecargas desde Pradera, Florida, La Cumbre, Dagua; y el peso sin planeación de ciudades caucanas circunvecinas: Miranda, Puerto Tejada, Villa Rica, Guachené, Santander de Quilichao, Caloto y Corinto, que giran alrededor de Cali. Cuál es ese modelo territorial, el Área Metropolitana (Ley 1625 del año 2013), el Distrito Especial, la Ciudad –Región, las provincias nucleadas de la LOOT (Ley 1454 del año 2011), o qué tipo de entidad administrativa. Podría intentarse una forma híbrida entre el área metropolitana con el distrito especial empalmando aspectos normativos de las dos leyes que no son excluyentes.  Cali, sin una unidad de planeación intermunicipal establecida, crece a un ritmo desorbitado que la convertirá en Megalópolis, y esto agravará todo el manejo.

Desde otra óptica, los observadores agudos consideran que se presentaran inconvenientes con esta forma de ente territorial denominado Distrito Especial que, es un copy/page de la Ley 1617 del año 2013 para extenderlo a varias ciudades con generalidades, sometiendo a implementación por acuerdo municipal lo que será el Distrito-Especial con precisión para el caso de Cali. Una situación traumática de entrada para comenzar a operar. El Distrito especial sirve para reorganizar la ciudad hacia dentro pero no resuelve los problemas de la región que la bordea.

Cali no ha sido área metropolitana y debió haberlo hecho desde hace 20 años al menos, así no hubiese tenido que soportar el peso de la prestación de servicios públicos sin la concurrencia de los otros entes territoriales (agua, basuras, mataderos municipales, telefonía distribución de energía…), habría tenido un organismo de Planeación conjunto con las ciudades circunvecinas, ampliado sus vías de comunicación para la interconexión con la concurrencias de los otros municipios( Jamundí, Yumbo, Palmira, Candelaria, incluso Puerto Tejada que no es de este Departamento); Cali ya se acerca a ser una Megalópolis lo cual le exige que primero se convierta en Ciudad-Región donde se puedan manejar con curia y dedicación los ecosistemas que la soportan.

El río Cauca sigue siendo una cloaca al que le han declarado la partida de defunción, el mismo Director de la CVC, Rubén Darío Materón, “busca soluciones” sin tener en la cuenta al río Cauca al descalificarlo tácitamente por contener aguas intratables, por eso ha anunciado como solución traer aguas de La Salvajina a través de un inmenso tubo paralelo al río Timba y construir un acueducto en Jamundí, para reconducirlas; la CVC, en otros momentos, ha presentado la opción del trasvase de los ríos del Pacífico para construir un embalse en Pichindé; y celebran la idea de filtrar el lecho del rio para extraer agua a profundidad, en vez de intentar salvar el lecho del río Cauca.

Al dejar pasar casi 20 años sin convertirse Cali en Área Metropolitana se creció la problemática sin resolver lo más gravoso: el manejo ambiental de los ecosistemas del área. Las dos autoridades ambientales más fuertes no han hecho SINA, ni la CVC, ni el DAGMA, por la rapiña de los recursos de la sobretasa ambiental. Cali como epicentro de la metrópolis de facto no es viable ni sostenible por el detrimento que ha sufrido el río Cauca  y los seis ríos que descienden del Parque Natural Los Farallones. Y son las mismas autoridades encargadas de preservar el agua las coautoras en gran parte de su destrucción. La CVC y EMCALI convirtieron en una caño de aguas residuales a tres ríos (Cañaveralejo, Meléndez y Lili), al entamborarlos en el colector CVC-Sur a través de la carrera 50, pasando por la avenida Simón Bolívar, y hacerlos drenar directamente al rio Cauca en el corregimiento de Navarro, volviéndolo más putrefacto y agravando el tratamiento de la planta de suministro en Puerto Mallarino.  

Liberar estos tres ríos y recuperar sus rondas hídricas en tarea pendiente, mientras tanto el delito ambiental sigue impunemente en marcha. Ninguno de sus 6 ríos que discurren por la ciudad se han recuperado las rondas hídricas, principal tarea de adecuación al cambio climático: por lo tanto la ciudad no es viable. Las únicas aguas que se captan antes de descender hacia ese caño institucional, son las del rio Meléndez, con el acueducto de La Reforma; los otros dos, el Cañaveralejo y el Lili, sus aguas son desperdiciadas, y los agresores por minería, agricultura inadecuada y asentamientos ribereños, no son regulados, ni reordenado el territorio. Entretanto las aguas del río Cauca llegan contaminadas desde el Departamento vecino, por residuos tóxicos y detritus de la zona industrial Páez, aguas sanitarias de los municipios sin PTAR, vestigios de minería ilegal en el departamento caucano, empalizadas de los ríos Desbaratado y El Palo, vertimientos de porquerizas y caballerizas clandestinas, lodo de las orillas por aflojamiento de los suelos ante la tala incontrolada, etc. Así cómo se pretende erigir a Cali como ciudad Distrito Especial sin la conservación de sus ecosistemas compartidos, con un desorden urbano conurbado.

Existe una realidad innegable, Cali es ya una ciudad macrocefálica que se extendió sin la planeación urbana adecuada. Grandes zonas de la ciudad crecieron a golpe de invasiones, tugurización y hechos violatorios del ordenamiento urbano; por laxitud de los Alcaldes; proselitismo de la clase política para ganar adeptos; expansión en zonas de protección ecológica; alteración de los cerros tutelares; contaminación de los ríos que la atraviesan; desecamiento de humedales; conurbación tipo metrópolis sin ser área Metropolitana, llevando la carga de las ciudades dormitorio; freno a los procesos de arborización, encementamiento de áreas protegidas; alteración del Parque Natural Los Farallones; crecimiento dado por las migraciones voluntarias, el desplazamiento forzado de las varias guerras o violencias cruzadas de los últimos 35 años y del conflicto interno desde 1964; por ser polo de atracción de los habitantes del suroccidente colombiano en cuanto al pretendido logro de movilidad social que pudiesen lograr, se convirtió en una ciudad de colonias; centro de operaciones del narcotráfico y luego por la atomización en minicarteles que tiñen de sangre  las calles .

Otto Francisco Quintero, en su tesis de grado de  la universidad Javeriana, titulada “Ciudad región y el proyecto regional. Una mirada sobre la reconfiguración territorial en Colombia”, Expresa con acierto que,”  La “ciudad-región” se refiere a territorios extendidos en los cuales es posible identificar vínculos cercanos relacionados con su actividad económica, su perfil histórico-cultural y sus condiciones físico-ambientales, y en donde dichos vínculos se vienen convirtiendo en fuerzas socio políticas que rompen con las delimitaciones administrativas vigentes. La ciudad expande sus límites y abarca territorios en los que se ubican infraestructuras globales de tipo aeroportuario, universidades, parques científicos y zonas francas”.

 Esta situación demanda nuevas formas de gobernanza y administración y principalmente, dentro de nuestro interés específico, la creación de nuevas formas de enfrentar el ordenamiento territorial y el proyecto diseño regional integrado. Del planeamiento territorial propio del siglo XX que se enfocaba sobre el manejo del crecimiento poblacional y sus implicaciones en la ocupación del suelo, es necesario trasladarse a principios del siglo XXI, hacia una visión estratégica que permita determinar las mejores acciones, las menos costosas y las de mayor repercusión ( en eco a los enunciados de Rem Koolhas), que se deben llevar a cabo dentro de una región para lograr modificar las tendencias existentes y reorientarla hacia la dirección que puede responder a las nuevas condiciones locales y globales”.

Por | Alberto Ramos Garbiras: Magíster en Ciencia Política Universidad Javeriana; PhD, Doctorado en Política Latinoamericana, Universidad Nacional de Madrid (UNED- España); profesor de derecho internacional en la Universidad Libre, Cali; Ex Procurador Ambiental y Agrario del Valle.