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25 sept 2017

Isaacs y la guerra por las soberanías

La segunda guerra civil en la que participó Jorge Isaacs fue la denominada históricamente la guerra por las soberanías que, se desenvolvió entre 1859 y 1862. Tenía 22 años y fue reclutado para defender el gobierno general del Presidente conservador Mariano Ospina Rodríguez, que orientaba un Estado federalizado llamado Confederación Granadina, Estado que se venía configurando desde 1855 con Actos Legislativos que crearon 8 estados federales (Panamá 1855, Antioquía 1856, Santander 1857 y luego en el mismo año, Cauca, Cundinamarca, Boyacá, Bolívar y Magdalena. Esta forma de orden territorial generaba poderes indirectos sobre el gobierno general, una especie de autonomía territorial que fortalecía a los caudillos agrarios regionales y a otros estamentos; existían entonces 8 gobernantes regionales elegidos y un presidente general.

 La guerra civil se desató por el ejercicio de las soberanías regionales con mayor alcance rechazando órdenes del centro. El concepto de soberanía popular insertado en nuestro constitucionalismo de 1821 por vía derivada (Francia), aún no había sido digerido por los juristas republicanos, ni el modelo federal, tampoco. Si uno observa la Constitución de 1858 y compara las 23 facultades del presidente general en el artículo 15, respecto a las facultades del artículo 43, ve un paralelismo y hasta una confusión, lo cual conllevó al envalentonamiento de los caudillos agrarios para tener más poder. Esta guerra fue un pugilato entre funcionarios públicos regionales armados contra los funcionarios del gobierno en Bogotá, o sea una guerra atípica entre burocracias, combinada con disposiciones normativas utilizadas como complemento de la confrontación para dominar, prohibir, entrabar o sojuzgar.

 Este ordenamiento territorial se volvía difícil de manejar desde Bogotá porque las comunicaciones eran precarias entre el centro y las periferias, comunicaciones engorrosas en lo terrestre, fluvial y telegráficas: entonces la inmediatez para la transmisión y toma de decisiones eran lentas. Por esta razón los poderes regionales eran fuertes en sus zonas. Fernán González, expone que,” … la vida social se concentraba en torno a ciertos núcleos o circuitos económicos coloniales y la existencia hacia adentro de “espacios vacíos”, además de la debilidad del mercado interior y del lento desarrollo de la economía monetaria, fortalecía el papel de los poderes regionales y desalentaba política y económicamente la expansión del dominio estatal” (González, 2002).

El concepto de soberanía como componente del Estado al no ser un estado centralista no lo pudieron manejar, esta dualidad en medio de un federalismo sin solidez entrabó la formación del Estado nacional que, aún se debatía entre los remanentes coloniales de dominación española, las estructuras feudales en el campo con limitantes para una reforma agraria que diera acceso a la tierra, y los remantes del esclavismo abolido en 1851 pero continuaba la discriminación de los afrodescendientes que se expresaban inconformemente: la hacienda republicana seguía comportándose como la hacienda colonial(grandes extensiones de tierra o fraccionamiento de fincas desmembradas de las iniciales encomiendas.

Esta guerra civil de caso 3 años afectó a muchos propietarios que vieron saqueadas sus propiedades, abandonaron la dirección de las haciendas por la violencia rural creciente y la improductividad ocasionó crisis financiera. Sumado a ello debían pagar mano de obra agraria porque los esclavos habían sido manumitidos. Jorge Isaacs prácticamente fue instrumentalizado en esta guerra sin ser funcionario público ni de convicción conservadora, en mímesis a la militancia de su progenitor, al ver como se radicalizan los liberales hacia un federalismo más garantista y funcional, hacia una sociedad menos excluyente, él se va inclinando por un espíritu libertario que lo llevará a su cambio de mentalidad.

Por: Alberto Ramos Garbiras.