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26 jun 2016

Terrorismo doméstico y terrorismo lunático

Durante la investigación que adelanté para escribir el libro titulado “Terrorismo Internacional y nuevo Orden mundial”, publicado por la Universidad Libre, Seccional Cali, en el año 2010, me propuse entre otros aspectos tratar de clasificar las formas de terrorismo, definí y expliqué sucintamente cada una de ellas y encontré estas modalidades: Terrorismo de izquierda, el terrorismo de derecha, terrorismo internacional, el terrorismo nacional, terrorismo doméstico, terrorismo suicida, terrorismo religioso, terrorismo mafioso o narcoterrorismo, terrorismo no convencional, terrorismo cibernético o virtual, el hiperterrorismo o megaterrorismo, el bioterrorismo, terrorismo ecológico, terrorismo mediático, terrorismo aéreo, el  terror Estatal o Terror de Estado, terrorismo nuclear, terrorismo lunático, el terrorismo paramilitar, y el terrorismo islámico. Con este listado visualizamos hoy un terrorismo proteiforme. Por la coyuntura voy solo a detenerme en lo que se puede llamar terrorismo lunático, ante lo sucedido en Orlando (Florida).

El terrorismo proteiforme surge de las muchas maneras de enfrentar a las autoridades en diferentes países. Hoy ser terrorista no significa ser izquierdista ni nacionalista. El terrorismo como forma de ataque y defensa, como método para lograr algo, lo han adoptado grupos de izquierda, derecha, mafiosos, nazistas, organizaciones criminales, paramilitares y hasta individuos que por su propia cuenta masacran estudiantes universitarios o espectadores en  una sala de cine.

El Terrorismo lunático, es una forma de terrorismo independiente y es una variable del terrorismo doméstico. El ejecutor no pertenece a ningún grupo o a una célula de milicianos, y si se encontrare que está afiliado a un grupo terrorista, la acción que lleva a cabo no fue planeada por ese ente. Los actores de estos actos obran aisladamente, están convencidos de su propósito. Encajan más en ideologías de ultraderecha, tienen problemas de personalidad, son bipolares, o están desideologizados. Creen que van a solucionar o a corregir lo que para ellos funciona mal. Es un terrorismo lunático porque ralla en la demencia. Se trata de propósitos violentos concebidos por locos descarriados sin proyecto político, ni encajan completamente en las reivindicaciones sociales planteadas por grupos rebeldes y subversivos, ni terroristas identificados. El terrorismo lunático se puede confundir con el terrorismo doméstico y por ello hay que tratar de diferenciarlos. 

El terrorismo doméstico a su vez tiene diferencias con el terrorismo nacional, o sea, aquél que ejecuta una organización guerrillera o un grupo meramente terrorista. El terrorismo doméstico se presenta dentro del mismo país, no requieren sus autores ayuda externa ni conexiones internacionales para realizar el atentado, aunque tengan vínculos externos o su origen de inmigrantes y afectos nacionalistas o religiosos u origen racial los impulsen a cometer los hechos sangrientos. Las motivaciones pueden ser personales o eventualmente actuar por la pertenencia a un grupo que intenta ideologizar. El perfil del protagonista de un atentado  terrorista doméstico parece ser el del fanático que cree contribuir a la motivación con la cual se ha identificado, causa política que otros si portan, llevan y militan. El fanático aislado se convierte en terrorista y se autoconvence que con ello ayudará a impulsar la causa que los otros enarbolan y practican con disciplina.

En noruega Andrers Breivik, pese a ser un neonazi obró por su propia iniciativa, como xenófobo y convencido de su anti pluralismo cultural, no acepta la diversidad étnica. Es un nacionalista que no quisiera ver extranjeros tercermundistas en su país compartiendo las calles en Noruega, un xenófobo extremista, también islamófobo, por su militancia cristiana atacó solo fijándose un objetivo: el partido laborista socialdemócrata. Dos ataques seguidos contra el mismo partido político que gobierna y tolera a los extranjeros. Actuó con premeditación y sin colaboradores. Se trata de un Neonazi que en solitario pretendió “depurar” lo que él considera debe corregirse por el partido que gobierna. El noruego Breivik asesino de los muchachos militantes del partido socialdemócrata es una muestra de fanático aislado, actuó por xenofobia y rabia por las políticas de aceptación de ayuda a los extranjeros que el partido político de las víctimas ha practicado.  Su comportamiento encaja en el terrorismo doméstico y tiene ribetes de terrorismo lunático. La diferencia está en su claridad ideológica porque actuó como un derechista extremo.

También para las autoridades policiales se puede considerar un acto de terrorismo doméstico el asesinato de 20 niños en Connecticut, el protagonista actuó de manera aislada respecto a cualquier grupo u organización, un demente imbuido por los videojuegos, afectado por alguna alteración bipolar. Pero tiene rasgos de terrorismo lunático. Lo que nos indica que hoy también puede aparecer como terrorista hasta un loco sin principios ni ideología como el demente que irrumpió en una sala de cine durante el estreno de una película sobre Batman, disfrazado de su contendor, el Guazón, un terrorista que pone en jaque a la ciudad, y este a la sala del multiplex.

De otro lado, al parecer los hermanos Tsarnaev que activaron los explosivos con rudimentarias ollas a presión en Bostón no pertenecían a un grupo terrorista específico, ni actuaron en red. Los indicios los relacionan con un sector islamista de Daguestán, influido por Al Qaeda y la revista virtual Inspire. Podrían ser células durmientes o en formación de un grupo islámico, pero la tipología del acto fue de terrorismo doméstico, ya estaban nacionalizados y gozaban de los mismos derechos de residentes norteamericanos. Este si fue un acto solo perfilable como terrorismo doméstico.

La masacre demencial ocurrida en Orlando (Florida/ Estados Unidos), a mediados de junio 2016, al abordar el caso se dio una dificultad inicial para clasificarlo dentro de las modalidades que reviste el terrorismo, tanto para los investigadores gubernamentales, los periodistas, las autoridades policivas y los académicos. Después de confrontar los testimonios de sobrevivientes, de parientes del ejecutor, recaudar la trazabilidad de algunos actos, los mensajes y frases del mismo protagonista, en este caso Omar Mateen; los antecedentes, actividades y el comportamiento, se puede concluir que actuó en solitario; es decir no estaba vinculado a ninguna red terrorista o célula por no haber sido reclutado o adoctrinado directamente para ser militante clandestino. Actuó y se transformó el lobo solitario para realizar un acto de terrorismo lunático.

Su origen nacional, Afgano(aunque nació en EEUU), su pertenencia a una religión, la inclinación ideológica, su estilo de vida, la conexión con las redes sociales donde expresó ciertas ideas, el uso intenso del internet para nutrirse de toda la información sobre los actos de ISIS o el Califato Islámico; la supuesta homofobia que expresó aunque la frecuencia al sitio lo coloca en duda pues no era propiamente para planear el acto violento(con una sola inspección habría sido suficiente), y la convicción general que tenía  sobre la historia de vejámenes que ha sufrido Afganistán, lo  fueron llevando a la decisión demencial de masacrar, por una venganza extralimitada, a un gran número de personas para encontrar notoriedad así fuera post morten.

Las palabras que pronunció sobre su admiración por el grupo terrorista ISIS no lo hacen miembro del Califato Islámico. Su atracción por el grupo debió ser producto de la identificación con muchas de sus acciones por las reclamaciones que enarbolan, pero la misma confusión que tenía Omar Mateen sobre la funcionalidad de ISIS y de otros grupos terroristas y los propósitos políticos, desvanecen una ideologización o adoctrinamiento de que haya sido objeto para pertenecer a un grupo específico. Los contactos saltuarios de Mateen con islamistas no lo adscribieron nunca formalmente a una organización terrorista, pero si lo acercaron luego a la admiración por el Estado Islámico vía virtual.  Acudió al terrorismo para ejecutar su acto final y descargar toda la rabia, las fobias, y frustraciones que portaba.

De por sí, o de suyo, el terrorismo se desenvuelve de manera clandestina y actúa con células de adherentes, no como milicias o bandas por el riego que corren de ser desmantelados. Las acciones de dos comandos se utilizan desde hace mucho tiempo. La teorización de Musab Al-Suri que plantea mejor actuar individualmente es un llamado a la intrepidez y eficacia para evitar dilaciones y delaciones, pero esto es aplicable a miembros de grupos terroristas que van a actuar solos. La radiografía del lobo solitario (Lone Wolve) es distinta porque estos no son regularmente o necesariamente miembros de una estructura terrorista; el lobo solitario puede ser y han sido de derecha o de izquierda, o sin ideología, fanáticos religiosos, homófobos, xenófobos o desquiciados personales, o bipolares que resuelven desahogar todas sus frustraciones.

Y por qué es difícil detectar a un lobo solitario adoctrinado? , porque no se comunica con miembros de ninguna célula, por lo tanto no deja rastros o huellas. Más difícil es identificar a un Lone Wolve indoctrinado, por una razón: este es un lunático que no tiene ni organización y muchas veces ni ideología. Entonces se fabrica solo, construye su propio accionar a medida que aumenta su fanatismo, convicción de lo que odia o su desquiciamiento, y termina como terrorista lunático para inmolarse, pero primero ejecutando a quienes representan el entramado de su odio: regularmente son crímenes de odio. : contra negros, latinos, judíos, gitanos, etc.

Al lobo solitario no se le puede detener por sospechas (pocas veces lo hacen los organismos de inteligencia), porque no ha materializado ni concretado ningún acto. Sucede lo mismo con el planeador de un delito común, solo el delito está en su mente: la premeditación. Los penalistas lo califican así cuando ni siquiera llega a la tentativa del hecho, por ejemplo, un homicidio. Pensar en matar no es nada visible, es subjetivo. Pero es la semilla del iter criminis. Con los terroristas solitarios pasa lo mismo. Y ocurre algo más difícil con los no ideologizados, ni siquiera son terroristas cuando conciben el delito. Cuando  cometen o perpetran el crimen colectivo resulta ser un acto terrorista, por la magnitud de la matanza, pero ellos solo querían ejecutar algo notorio, no volverse terroristas.

Sobre la información recogida acerca de las actividades de Omar Mateen y las dudas que puedan surgir sobre las entradas a la Discoteca Pulse, es evidente e irrefutable que el acto terrorista perpetrado fue un acto homofóbico, así se le trate ahora de señalar como un Gay vergonzante, o un bisexual dubitativo. Esas ambivalencias no le restan a la también evidente influencia virtual  que ISIS ejerció sobre él, sin reclutarlo. Entonces aquí está la complejidad del asunto sobre una conducta inexpugnable: pero el acto final fue el de un lobo solitario que llevó a cabo una acción calificable de terrorismo lunático. La “homofobia” de Mateen aceleró la xenofobia de la población más conservadora porque no deja de ser un extranjero afgano, aunque hubiera nacido en Nueva York. Y una xenofobia que Donald Trump no vacila en extender contra todos los musulmanes.

ISIS o el Estado Islámico no desconoció la declaración de Mateen, porque encontró sin conocerlo a un adherente que se impregnó de sus mensajes expandidos en la red virtual global. Y porque mató a homosexuales occidentales, doble característica como objetivos militares de exterminio ya que la consigna de ISIS es atacar a los impíos (todos los que no son seguidores de Alá, y a los homosexuales los tienen como felones de la Fé de suyo, y sodomitas que según ellos merecen la pena de muerte, por la interpretación wahabista del Corán.

La irracionalidad de estas acciones se dan como influencia de la mezcla de información global incontrolada, por el efecto de la situación caótica de desorden mundial, de las guerras encendidas en varias partes del planeta que en suma esa información trastorna algunas mentes, por la fácil difusión de las ideologías radicales, por el fanatismo sobredimensionado de pastores, predicadores, islamistas y vociferadores de todas las religiones; por la distorsión propiciada por los medios de comunicación sesgados; por la xenofobia propalada ante la oleada de refugiados desamparados, por la homofobia e intolerancia contra una minoría que reclaman igualdad en un imposible histórico; por la falta de respeto a los derechos humanos en el mundo ante el desorden mundial de las relaciones internacionales, y la poca justicia penal internacional, impracticada. Todos estos son insumos que puedan afectar a una persona perturbada para inclinarse a un acto final fatal.  

 Por| Alberto Ramos Garbiras: Abogado con especialización en Derecho Constitucional de  la Universidad Libre Seccional Cali; Magíster en Ciencia Política Universidad Javeriana, PhD, Doctorado en Política Latinoamericana, Universidad Nacional de Madrid (UNED- España);  profesor de la cátedra  “Derecho Internacional”  en la Universidad Libre. Autor del libro: “Terrorismo internacional y nuevo orden mundial” ISBN 978-958-8630-11-3 .