Claro que Colombia ha vivido un conflicto interno o guerra interna, casi una guerra civil durante los últimos 46 años por el enfrentamiento de las guerrillas con las Fuerzas Armadas, una insurrección que no configuró revolución. El Presidente Uribe negó tozudamente la existencia de este conflicto interno para descalificar a las guerrillas y encasillarlas dentro del terrorismo. Es un absurdo tratar de diluir la existencia de guerrillas que se mueven como ejército irregular por los departamentos de Colombia.
En Colombia la guerrilla ha hecho presencia con uniformes de fatiga, moviéndose en varias zonas y operando con las tácticas de guerra de guerrillas, han logrado llegar a la guerra de posiciones y han ejercido el terrorismo coetáneamente en unas ocasiones y de manera saltuaria en otras. Pero como guerrillas han controlado más de la mitad de los municipios en unas épocas, y perdido presencia en muchos, en otros momentos. Los terroristas de dedicación exclusiva no son ejército visible, no se mueven en grupo y las tareas son absolutamente subrepticias.
La existencia de la guerrilla desde 1964 convertida en Guerrillas en los años 70s,80s y 90s está demostrada por el desgaste del ejército combatiéndolos, la aplicación de la policía para atender ataques en poblaciones, las amnistías, las leyes de orden público que las mencionan, los decretos de excepción para regularlas, los delitos incorporados al Código penal en varias reformas, los procesos de paz inconclusos, el nombramiento de comisiones y comisionados de paz, la jurisprudencia sobre desplazamiento interno, la aparición del paramilitarismo contra guerrillero, la concesión de la zona en el Caguán, etc.
El Presidente Uribe lo negó sistemáticamente durante 8 años, y luego como ex, alegó durante el trámite de la Ley de Víctimas ,” la posibilidad de que en el texto se haga referencia a víctimas de grupos armados al margen de la ley y no a víctimas del conflicto armado interno”. Con la clara intención de evitar demandas contra el estado y reparaciones en este sentido. Negar el conflicto interno es negar las invocaciones que en otros gobiernos se han hecho para que rija el DIH, y es evidenciar que los argumentos para atacar el campamento de Reyes en Ecuador eran falsos.
Otra prueba irrefutable de la existencia de ese conflicto interno es la adhesión y vinculación de Colombia a los convenios de Ginebra, tarea a la que tanto tesón le aplico al Dr. López Michelsen. El DIH se aplica donde hay un conflicto interno para poder proteger los derechos humanos en los espacios de la guerra, donde quiera que o curran las confrontaciones.
(*) Ex Procurador Ambiental del Valle