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9 abr 2010

Vientos de Guerra

Autor Alberto Ramos G (*)

El rearme de algunos países suramericanos se explica más por los temores de los ruidos fronterizos que por las situaciones de inseguridad interna (excepto en el caso colombiano); preocupa la compra de variado armamento porque quien adquiere algo, después lo usará; por el efecto cascada y el crecimiento de las riadas de fuego. La escalada armamentista de Venezuela se podría explicar por tres factores. A) buscar la disuasión contra Colombia, antes de entrar a la agresión frontal; B) fortalecimiento de las relaciones con Rusia, tarea adobada con la corrupción de los comisionistas; C) presión de los militares venezolanos para modernizar el arsenal con dineros del presupuesto no ejecutado en las últimas vigencias fiscales.

Andrés Oppenheimer, impresionado por los gastos militares de Venezuela, Chile, Brasil, ecuador, y Bolivia, y ante el avance de la pobreza en la región, escribió: “la tragedia para la región, además del hecho de que los países podrían usar estos recursos para reducir la pobreza, es que cada compra de armas de un país pone nerviosos a sus vecinos, y los incita también a comprar armas. Es hora de que haya un acuerdo regional para poner límite a las compras de armas y para detener esta tendencia que (sean cuales sean las causas), es un disparate total”.

Este escenario de la guerra entre Venezuela y Colombia sigue estando latente por el cúmulo de incidentes presentado durante el año 2009: fronterizos, económicos, diplomáticos, migratorio. Por estar alentando la xenofobia por el hostigamiento y persecución a los colombianos; están insuflando o animando el nacionalismo, en una especie de clima pre-guerra. Y han congelado las relaciones hasta que termine el Gobierno del Presidente Uribe. El principal argumento es la autorización para el funcionamiento de 7 bases militares colombianas con personal norteamericano, concesión que Hugo Chávez calificó como una amenaza contra la estabilidad interna. Colombia justifica la concesión de los sitios territoriales como la prolongación de la cooperación militar en la lucha contra el narcotráfico.


La irritación del Presidente Chávez al ver en evolución la instalación de l as 7 bases, se puede explicar por el óbice o gigantesco obstáculo que estas significan para la eventual aplicación del Plan Guaicaipuro, “materializable” en un futuro no muy lejano cuando estuvieren totalmente destrozadas las relaciones diplomáticas de Colombia con Ecuador, Nicaragua y Venezuela, para derrotar al Gobierno colombiano de Uribe o su sucesor, atacándolo desde esos tres países, apoyados desde adentro por las FARC. Concepción chavista para recuperar los territorios venezolanos de la época de la Capitanía virreinal, en la Guajira, Vichada y Arauca; no retomados desde la tercera década del siglo XIX, después del Tratado Pombo-Michelena. Recuperación de esas zonas para despejar el corredor territorial de cara a recomponer “La Gran Colombia” fundada por Simón Bolívar en 1819 que perduró hasta 1829/30.Y a fortalecer geopolíticamente el proyecto macroeconómico de los países del ALBA, y la influencia de la revolución bolivariana mezclada con el socialismo del Siglo XXI, en Suramérica.


La duda sobre el uso de las bases militares estriba en que, una vez la tropa extranjera continúe reinstalada adentro, tienda a crecer el número de efectivos militares norteamericanos, de manera clara continúa el plan Colombia y el plan andino; ¿cómo se pueden controlar sus movimientos, si de plante son 800 militares norteamericanos y 600 contratistas(léase paramilitares internacionales), aunque no aparezcan físicamente en los combates, están dirigiendo la guerra interna, y desde el aire monitoreando y combatiendo, hoy las guerras impulsadas o apoyadas por los EEUU, son aéreas, y sin combates.


Si en el fondo se trataba del traslado de la Base de Manta a siete mantas colombianas(a la manera de cobijas militares de cooperación extranjera), entonces traen la aviación allá instalada. Expuso la analista Laura Gil,”También resulta necesario saber qué equipo se ubicará en Colombia. Los aviones E-3 AWACs y P-3 Orión que operaban desde Manta son aviones de vigilancia y patrulla y su número estaba limitado a ocho. Según un documento del Comando de Movilidad Aérea de Estados Unidos, el Comando Sur tiene interés en Palanquero porque, desde allí, “se puede cubrir casi la mitad del continente en un avión C-17 sin reabastecer de combustible”. El C-17 es un avión e carga y transporte de tropa. Así como puede transportar asistencia humanitaria, también puede trasladar unidades de combate. ¿Por qué deberían estar tranquilos los países de la región?”


Entonces, como lo dedujo el analista León Valencia, el mismo Gobierno de Uribe dejó filtrar la noticia sobre el uso de las bases militares para los gringos, filtración con tres objetivos o sentidos.1) Inflar la idea de la indefensión de Colombia por el peligro del narcotráfico extendido y del terrorismo prohijado por países vecinos; evidenciando la necesidad de fortalecer la lucha con la ampliación de las bases y la ayuda norteamericana, señalando a su vez, los refugios de la guerrilla en los estados fronterizos; 2) Asegurarse que el Plan Guaicaipuro pudiera ser repelido, y 3) Congraciarse con Barack Obama a través de la facilitación del territorio para compensar la falta de cercanía con él, creyeron que no ganaría las elecciones, repartiendo zalemas para el senador McCain, candidato de George Bush.


La tendencia de los países vecinos, Venezuela y Ecuador, ha sido, durante los dos últimos años, la de ralentizar o llevar en cámara lenta la reanudación de las relaciones diplomáticas, con visos de ruptura total en algunos momentos, o de congelación en otros. Definitivamente la incompatibilidad ideológica de los presidentes correa y Chávez, con el mandatario colombiano, y los modelos de Estado que pretenden, los ha distanciado visiblemente. Se trata de una incompatibilidad entre modelos económicos de Estados, un choque de intereses geopolítico y de un conflicto por la supremacía de proyectos macroeconómicos en el alineamiento entre izquierda y derecha.


Por las fumigaciones de Colombia con glifosato en las zonas fronterizas se causó un litigio internacional. La demanda de ecuador contra Colombia sigue su curso ante la Corte internacional de Justicia, se inició en marzo del 2008 argumentando daños en los recursos naturales del territorio vecino. Colombia expone en su defensa el cumplimiento de compromisos para combatir y erradicar la extensión del narcotráfico.


Durante la primera semana de julio 2009 la empresa Gallup realizó una encuesta sobre preferencias electorales, preguntando si no pudiese haber reelección y sin Uribe en la contienda del 2010, ¿Quién puntearía en la primera vuelta electoral? Ganó Juan Manuel Santos. Seguramente influyó en los colombianos encuestados que en ese momento se agitaba la persecución de un juez ecuatoriano buscando capturar a Santos con la ayuda de la INTERPOL, y el presidente Correa lanzaba denuestos contra el Ministro de defensa, coetáneamente lo mismo hacia Hugo Chávez desde Venezuela. Los Presidentes vecinales desde esa fecha crecieron y auparon, sin quererlo, la imagen de un político sin pasado electoral (siempre ha asumido cargos públicos por nombramiento), conocido por sus felonías al partido liberal y a sus amigos; se le imputa el logro de ministerios con un estilo de extorsión periodísticas (atacar primero desde las columnas de prensa para obtener un cargo después) y ambicioso para escalar en los entresijos del poder.


A manera de prognosis nefasta, si continúa en ascenso el inflamiento del patriotismo y el chovinismo, con el eco del coco terrorista alentado desde las fronteras por los países vecinos, y se sopla el globo mediático de Juan Manuel Santos como “guerrero”; y de lograr la presidencia por el hundimiento del referendo en la Corte Constitucional; ese sería el escenario más grave y el punto de quiebre total de las relaciones diplomáticas, y el culmen de los acontecimientos encadenados para llegar a la eventual guerra entre Venezuela y Colombia, declarada por Venezuela para definir la expansión bolivariana y el cuadro geopolítico.


Por lo tanto, es previsible que, ante el cambio de Gobierno en Colombia, fijadas las elecciones para el 30 de mayo 2010, si se presenta continuidad de la política interior y exterior colombiana; y asciende al poder un candidato del entrono uribista, es decir, que la sucesión presidencial la haga alguien de su mismo partido, con directrices de similar línea política, entonces, las relaciones seguirán deterioradas. El daño a la economía colombiana con el recorte a las exportaciones a los dos países, es inconmensurable.


Mientras tanto Venezuela y Ecuador han estado fortaleciendo su capacidad militar y buscando alianzas para proteger las fronteras. Exponen ante sus gobernados el riesgo que corren por el desbordamiento del conflicto interno colombiano, mientras que prohíjan y cooperan de forma sibilina con las FARC, grupo subversivo más cercano ideológicamente a la concepción de los dos presidentes vecinos.


En síntesis, sobre las relaciones Colombia/Ecuador, quien se radicalizó primero fue Rafael Correa por el bombardeo a la zona de Angostura donde murió Raúl Reyes; después Chávez se volvió a endurecer. Ambos han tenido como razón principal la imposibilidad de Colombia para frenar y contener la guerra interna, y detrás de todo: el incumplimiento del D.I.H., al no llegar Colombia a perfeccionar acuerdos humanitarios que hubieran evitado las intervenciones, injerencias e intromisiones vecinales y los portazos de agresión diplomática.


(*) Profesor-Investigador, Universidad Santiago de Cali (USC)