Por. Alberto Ramos Garbiras. (*)
Por lo vivido, lo percibido y las impresiones recogidas con otras personas, ayer tuvimos una ciudad más tranquila, apacible y amable sin el cúmulo de carros, smog y el ruido ensordecedor. A casi todas las habitantes con los que logré dialogar, les gustó el día sin la carbonización excesiva que, durante todo el año padece Cali. Inclusive se puede afirmar que la medida se podría implementar una vez al mes, aguanta y se necesita. Se disminuye la accidentalidad, la criminalidad en balas y gases, se descontamina el espacio aéreo urbano, contribuye a mejorar el medio ambiente, y no se paraliza la ciudad.
No hubo congestión visual, ni auditiva, se goza más el paisaje. El ánimo, la tesitura de los espíritus funcionó mejor, se disminuye el stress por la descongestión vehicular. Además, incentivó a la gente para hacer ejercicio, y deportes. El transporte masivo, el público de buses y taxis, operó con normalidad. Muchas personas expresaron que llegaron, incluso, más rápido a los sitios de trabajo. También se probó que hay un suficiente parque automotor de vehículos público que responde ante la demanda de la ciudadanía laboriosa y vinculada al sector comercial y educativo. Y eso que se limitó a muchos para salir. Pese a ello, la mancha amarilla sigue llenando el paisaje.
El medio ambiente es un derecho colectivo y el Estado debe garantizarlo, esta es una forma parcial de lograrlo, aunque una vez al año no sirve para mucho. La descontaminación atmosférica ayer fue evidente. La muestra de un día con menos carros deja la rotunda lección que los vehículos particulares pueden ser moderados en su uso, que debe utilizarse más el transporte público. Se necesita como medida permanente el pico y placa las doce horas, o el día y placa. Como viene operando en hasta inoficioso, solo se descongestiona por horas. Los buses y las motos son los aparatos más contaminantes. Cali necesita regular el tránsito de motos y lograr una chatarrización y reposición de los buses chimenea.
De todas maneras el vehículo que no contamina es la bicicleta. Los ciclistas siguen expuestos a las imprudencias de algunos conductores, la falta de ciclorutas los expone diariamente. Las megaobras no pueden proseguir planeándose hasta que la red de ciclorutas esté al menos trazada en planos. Durante el día por el oxigeno la declaratoria restrictiva de los vehículos particulares no quiere decir que los ciclistas queden totalmente resguardados de las embestidas de los automotores, siguen arriesgándose. Como lo expuso el ambientalista José María Borrero Navia, sin una red intermodal de transporte que ofrezca a las personas alternativas eficientes al carro o a la motocicleta, la celebración del DIA SIN CARRO es una pirueta populista. Sin alternativas de transporte disponible el DIA DEL NO CARRO se convierte en el DIA DE LOS TAXIS para quienes obligatoriamente deban concurrir a sus trabajos. Es cierto que los ciclistas no padecerán por un día su viacrucis cotidiano sorteando embestidas de buses, carros y motocicletas. Los peatones tendrán un respiro con un aire contaminado solamente por las emisiones de la combustión del peor de los diesel del planeta.
El incumplimiento del Plan de Movilidad ordenado por
(*) Ex Procurador Ambiental del Valle.