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24 mar 2024

Relación entre tierras y guerras

Texto de Alberto Ramos Garbiras (*)

Con una revisión retrospectiva de lo que es hoy Colombia, puedo decir que nos interrumpieron todo. Nos interrumpieron la etapa precolombina, a las comunidades indígenas abruptamente con la llegada de los españoles les impusieron el régimen feudal, y no había terminado su implantación, cuando comenzaron a implantar un modo de producción esclavista superpuesto o injertado a la fuerza con la traída de africanos capturados brutalmente. Nos dominaron trescientos diez años y cuando logramos  la guerra de independencia, apenas avanzábamos en medio de la construcción del Estado-Nación, la economía colonial seguía operando en la vida cotidiana, con sus lastres hasta mil ochocientos cincuenta y cuatro, más o menos, de ello trató de desprenderse  José María Melo, combatido por todos los que se desembozaron con intereses sobre la concentración de la tierra y el mantenimiento de privilegios, prohijando el retroceso hacia las prácticas de la economía colonial.

La implantación del esclavismo durante toda la dominación colonial fue un retroceso, un anacronismo, al traer a los africanos a la fuerza y revivir lo que se había superado en Europa con la caída del Imperio Romano. Podemos ver que hoy siguen las prácticas del feudalismo; digamos, superpuesto al desarrollo capitalista, y rasgos del esclavismo continúan, no ya con la forma de dominación romana, ni con la forma brutal de dominación española, aquí abusiva hasta mil ochocientos cincuenta y uno, sino manteniendo a las personas en estado de postración; a los peones, a las empleadas del servicio, a todos los campesinos , hasta la trata de mujeres dentro de la prostitución, un esclavismo de la criminalidad neoliberal y desechando a la población de indigentes fruto del desempleo y del desplazamiento acumulado  en tantos períodos de guerras o violencias imbricadas.  Entonces, un país que tiene todos esos lastres y esas pegas de modos de producción superados en otras partes, por fuera de todas esas aberraciones: amarran la tierra, nunca hicieron la reforma agraria en serio, pues es un país que no tiene como despegar si no se hacen reformas estructurales.

El Estado republicano surgido de la guerra de independencia, dirigido desde el siglo XIX por los criollos descendientes de españoles, caudillos agrarios, terratenientes y mestizos blanqueados, convertidos en élites de los partidos políticos y encostrados en ellos, sostuvieron las relaciones de poder afianzados en terratenientes, grandes comerciantes, exportadores y el sector bancario. Excepto los primeros gobiernos liberales del Olimpo Radical 1863- 1878 (antes de la ruptura con Rafael Núñez (1878/1885), porque fueron  desde Tomás Cipriano De Mosquera, Murillo Toro, Santiago Pérez, Santos Gutiérrez, Eustorgio Salgar, Aquileo Parra, transformadores y alimentados por el socialismo utópico europeo, y luego, en medio de la conservatización de algunos liberales radicales, solo las posiciones progresistas de Rafael Uribe Uribe y Benjamín Herrera; los demás gobiernos se conservatizaron o fundieron en las alianzas de La Regeneración  desde 1886 y más adelante del Republicanismo (1905/1930), como bipartidismo en el poder, o sea se desideologizaron los dos partidos políticos, tempranamente.

Podría resumirse en siete puntos el problema de la concentración de la tierra. Más un colofón.1). La tierra quitada a los indígenas por conquistadores y encomenderos luego fue acaparada por los criollos después de la guerra de independencia. 2) Ya establecidos los gobiernos republicanos desde 1821 no se ha dado una reforma agraria que flexibilice la tenencia de las tierras. 3). En todos los conflictos del siglo XIX, en el siglo XX y lo que va del XXI, el despojo ha sido la constante y el robo de los baldíos. 4). Los campesinos siempre son instrumentalizados llevándolos de diferentes maneras a reclutarlos, conscribirlos o utilizarlos en la lucha armada por todos los actores armados: ejército nacional (fuerzas armadas), guerrillas, autodefensas, paramilitares, etc. 5). El clasismo y el racismo contra los cuatro sectores aherrojados y victimas de las violencias y guerras (indígenas, negros, campesinos y pobres irredentos), en todos los sectores existen pobres o son pobres que viven de la subsistencia en el campo y las ciudades. 7). Las élites gubernamentales y los partidos políticos, nutridos por gente de la clase media y miembros de la clase alta que usan a los advenedizos de las clases medias, conforman élites aferradas al Estado construyendo un Estado de Derecho que se torna inmodificable para los que pretenden hacer los cambios sociales, en las localidades o desde el Estado central. Ese Estado de Derecho tejido para la dominación se vuelve una barrera indesmontable, confusa y llena de ardides jurídicos para no ser reformado.

 Reproducir las guerras o prolongar los conflictos le sirve a la clase dirigente para mantenerse en el poder y continuar la disminución de los de abajo arrastrándolos a las batallas o variadas formas violentas de confrontación, estiran las guerras para ofrecer seguridad, o sea hacen política ofreciendo que van a terminar la guerra. Colofón. La guerra/invasión en Ucrania y la guerra/invasión en Gaza, en medio de la   indefinición, nadie atina a decir cuando terminaran, porque parecen guerras de nunca acabar, esto aumenta el peligro de desorden mundial porque toda en Europa, los organismos internacionales y las potencias están en un tira y afloje que puede llevar al desencadenamiento de la conflagración mundial.

Llegando a lo macro, a lo general. La tierra bajo linderos geográficos de un País, da la nacionalidad, y despierta el patriotismo y con pulsiones y pasiones desemboca en el nacionalismo y en el populismo de derecha. Las guerras entre países se presentan por variadas causas, la más frecuente, por anexiones de territorios con intereses geopolíticos. Balzac escribió: donde hay tierras hay guerras. Las luchas agrarias se dan por reclamaciones de tierras. Durante estos 222 años de vida republicana las reyertas y guerras civiles del siglo XIX con diferentes causas, el componente constante era la tierra (los otros factores eran religiosos, partidistas, económicos o buscando un nuevo modelo de administración, federal o centralista). Las reformas agrarias a medias o mezquinas no han cedido con holgura la tierra concentrada por terratenientes. Los baldíos, tierras de la Nación o de todos, fueron mal repartidos o se los robaron con fraudes y siguen haciéndolo. Lo mismo sucedió con un cúmulo de fraudes e imposturas con los ejidos municipales. Muchos piensan que no tener una propiedad hace sentir miserable al ciudadano.

La reforma agraria del Acuerdo logrado en La Habana lo truncó el gobierno de Iván Duque, impidiendo la implementación, y se desataron otras violencias. Los judíos sionistas (no todos) no dejan prosperar el arreglo con la aplicación de los dos Estados, solo quieren el Estado judío y limpiar los terrenos masacrando para impulsar el éxodo total. Desde 1948 los Colonos han despojado de tierras a los palestinos de Cisjordania. Y a los de Gaza desde el 2007 los redujeron a una prisión a cielo abierto. Ahora les demolieron a bombazos las viviendas. Allí está el apego, por la identidad que genera el nacimiento y crecimiento en ese territorio. Esto explica el nacionalismo y la violencia para defender la tierra de origen, llevando a la Xenofobia. Desde 1948 las variadas violencias imbricadas en Colombia se han desenvuelto quitándole tierras a los indefensos. Podría concretarse la reflexión por la inescindible relación: tierra y vivienda.

 Y para los especuladores por el comercio de finca raíz, y otros usando la política y el poder local, con el volteo de tierras (volviendo tierras rurales en áreas de perímetro urbano con los acuerdos municipales, POTs) para nuevas parcelaciones, etc. Un interrogante sobre el apego a la tierra que, puede tener varias respuestas, temo quedarme corto. La tierra para todos significa lo más anhelado. El mismo Estado sin territorio no es Estado (eso le sucede a los Palestinos y a los Kurdos, para citar 2 casos).

 El Acuerdo de La Habana está pendiente, aunque fuese en el punto número uno, sobre la reforma agraria, sobre el reparto de tierras, ni siquiera quitándosela a los terratenientes, sino producto de la expropiación al narcotráfico y de entrega de tierras sin utilidad que ha habido. Ni siquiera esto lo han dejado hacer sin aspavientos y las pocas tierras que le quedan al Estado, que son los baldíos, también se apropiaron de ellas en la alta llanura, como lo explicó el senador Wilson Arias en su libro Cómo re roban la tierra en Colombia, las agroempresas captando baldíos que son vendidos a menos precio en notarías por el despojo de campesinos que han sufrido las violencias.

Colombia está en un déficit institucional enorme y la ampliación de la democracia es necesaria con una Asamblea Constituyente (artículo 376) o mejor con un referéndum presidencial (artículo 378), porque la Democracia imperfecta que tenemos, o la que nos queda, está siendo golpeada por el manejo corporativo de las instituciones cooptadas en los últimos 20 años y la captación de las instituciones en un solo partido político, o una coalición de partidos de la derecha.

El análisis del novelista Fernando Cruz Kronfly, titulado Reflexiones sobre la violencia y la guerra en la especie primate humana”, me condujo a elaborar unas reflexiones sobre la guerra que incluí en una columna sobre el genocidio en Gaza; posteriormente elaboré la columna sobre los Paralelismos entre Colombia e Israel en 75 años de violencias y realizamos un cruce de mensajes sobre el apego de la gente y los pueblos por la tierra, y su relación con las guerras. De esta manera presento ante los lectores estas opiniones condensando algunos mensajes del analista y catedrático Cruz Kronfly, a quien considero, de altísima formación académica.

Estoy de acuerdo, la herida común es la tierra perdida. Siempre me he preguntado una cosa que no tengo clara: ¿Qué tiene la tierra? Recuerdo un capítulo en un libro de Heidegger que así se llama: la tierra. El punto es que, a modo de ejemplo, el pueblo judío peregrinó en busca de la tierra que Dios les prometió. Y me pregunto: por qué razón un pueblo partió por el desierto en busca de esa tierra prometida. ¿Qué tiene la tierra de poderoso? Me pregunto. No sé si he logrado transmitir la profundidad antropológica de esta inquietud. Apreciado Alberto, pienso que esto de la tierra para los seres humanos es, en principio, por donde lo estas planteando. Y no tengo mucho que agregar. Solo lo siguiente, muy breve.1. Los seres humanos heredamos de la territorialidad animal mucho más de lo que imaginamos. Se trata de algo muy arcaico, que en el mundo humano se traduce de un modo que oculta y enmascara ese origen animal.2. Este enmascaramiento se expresa, entre otras cosas, como apego a la tierra del nacimiento”.

 “Pero también como un componente de la identidad psíquica, pues el origen de lugar de nacimiento se vuelve identidad Pienso que el enigma del origen es tema de la mitología de todos los pueblos. Los mitos son relatos del origen y orden del mundo. Y los pueblos no son nada y no saben bien identitariamente quienes son, si tienen en discusión su origen terrenal. Son hipótesis nada más. Y es por el tema de la identidad psíquica terrenal colectiva que los pueblos se hacen matar. Y surgen las naciones que necesitan tierra, y origen. Esto se puede trasladar al regionalismo, nacionalismo, en fin.  Tiene que ser un asunto psíquico muy profundo lo que hace que un pueblo se haga matar. Claro, es patriotismo, que a mi modo de ver es la oscuridad del mito del origen. No por nada los pueblos ancestrales identifican la tierra con la madre. El origen absoluto de los seres humanos. Pienso mucho en todo esto con lo de Ucrania y Gaza. Mis abuelos maternos, que eran sirios, murieron casi de tristeza por el éxodo que les tocó vivir. Y se aferraron a su lengua árabe y a la culinaria árabe, y entrar a esas casas eran como entrar a una tierra perdida”. (Cruz Kronfly, 2024).

(*) Especialización en derecho constitucional, Universidad Libre; magister en ciencia política de la Universidad Javeriana; PhD en Política Latinoamericana, Universidad Nacional (UNED) de Madrid España. Ha sido profesor de las asignaturas: derecho internacional, ciencia política y derechos humanos, Facultad de Derecho, Universidad Libre (Seccional Cali).