Texto de Alberto Ramos Garbiras. (*)
Con el
desenlace de la confrontación entre Israel y Palestina, la PAZ mundial quedó
más amenazada, en vilo, porque se refuerza el problema que desde febrero del
año 2022 venía sorteando el derecho internacional y los mandatarios de las
grandes potencias después de enfrentar la pandemia que, dejó al desnudo todas
las miserias y necesidades del mundo. Como lo expresé en una columna
reciente, el pasado 1 de abril, las acciones relámpago del ejército israelí son
de aplastamiento para castigar a los palestinos que cometen algún acto
terrorista, atacan, bombardean las viviendas que ellos georeferencian como
moradas de los terroristas y las demuelen de forma implacable. De otro lado, en
Ucrania, se desarrolla una una guerra binacional, convertida en guerra
de invasión y pasó al aplastamiento, como lo hemos podido ver en las
imágenes de los noticieros durante los último 17 meses, con edificios y
viviendas derruidas, con ciudades desoladas.
Fuerza es el concepto constitucional que
significa manejo y monopolio de las fuerzas armadas que el Estado dispone para
asegurar el orden en una sociedad, y hacia afuera busca hacer valer el respeto
territorial. Violencia es el concepto sociológico y politológico que significa
uso de las armas por las personas y los grupos que, afectan el funcionamiento
de la sociedad. Es necesario resaltar los binomios derecho y fuerza / derecho y
violencia. La primera relación se lleva a cabo para conseguir con la fuerza
hacer cumplir el derecho; y la segunda relación, con el derecho evitar o
suprimir la violencia. Con los matices que existen entre una y otra, el derecho
en ambos casos trata de ser funcional y en ambos fracasa cuando los intereses
desbordan las normas del derecho. El exagerado ejercicio de la fuerza desespera
a los gobernados, el Estado pasa a los excesos o al terror estatal. Cuando la
violencia se extiende porque algunos miembros de la sociedad que deambulan en
la extralegalidad, la anomia o en las rentas criminales, desconocen la
autoridad porque estas entraron en el descrédito, la violencia desconoce el
derecho, esto dentro de las relaciones societales o personales. En el plano
internacional se trata de aplicar el derecho entre las naciones, que trata de
regular la convivencia y hacer respetar las soberanías estatales; pero el
derecho internacional no es respetado sino existe una autoridad supraestatal/
multilateral que controle el orden mundial para hacer cumplir el derecho que se
puede volver írrito/inservible si las ambiciones geopolíticas de expansión no
se controlan con una justicia internacional consensuada por todos.
Sigmund Freud, explicó que la violencia
ejercida por los hombres primitivos, las hordas y los clanes era la reacción
instintiva de respuesta a las agresiones o ataques de sustracción (robo) de los
utensilios primarios y alimentos; siempre el más fuerte se impuso, y en el
mundo animal, lo mismo. El descubrimiento y fabricación de armas en las
diferentes etapas históricas (la antigüedad romana, persa, egipcia…, o dentro
de los reinos medievales dispersos, y dentro del absolutismo monárquico), nos
permite deducir que la tenencia y disposición de las mejores armas definen el
poder territorial y el dominio sobre la comunidad. Dentro de
la modernidad mucho más por el uso de las armas modernas (entre
ellas los drones y misiles estratégicos y las armas nucleares), se exhiben y
despliegan para disuadir (amenazar), todos argumentan en el marco de la defensa
de las soberanías estatales y formas de gobierno que buscan la defensa de su
territorio, entonces se apoyan en las armas más contundentes, por lo tanto la
fuerza excesiva y las guerras realizadas (sin descontar las iniciadas), han
definido las cambios que ha tenido el derecho internacional, y las imposiciones,
cambio de límites, reformulación de áreas geográficas, etc.; convirtiéndose la
guerra en la mayor fuente del derecho internacional.
Cuando el derecho internacional fracasa, y en
algunas regiones o entre Estados la tradición acumulada en años registra
múltiples confrontaciones, mientras el nacionalismo crece, ocurre que sin un
aparato de justicia que infunda respeto, se desencadenan venganzas; así, ese
intercambio de venganzas o cadena de retaliaciones, con el paso del tiempo si
ninguno cede, mientras la acumulación y el perfeccionamiento de más armas
acrece, la actividad del más fuerte llega a la invasión, la guerra se recrudece
conduciendo al exterminio o aplastamiento.
Lamentablemente el Estado débil sigue siendo
débil sino se dota de armas. En el plano individual lo mismo sucede entre las
personas que ejecutan las violencias interpersonales o de grupos, en la
clandestinidad y en las presiones diarias. Lo mismo ocurre con los Estados. Un Estado
es indefenso ante otro Estado que si disponga de una Fuerza Pública grande con
todos los componentes (naval, aéreo, armado de artillería, y toda clase de
dispositivos letales). Desde la época de la barbarie primitiva, llegando a las múltiples
guerras en el medioevo, luego alcanzándose un derecho mundial extendido desde
el Tratado de Westfalia (1648); se pasó a los menores enfrentamientos entre los
Estados republicanos (pero no exentos de guerras civiles), luego las
revoluciones (la rusa, la mexicana…) de principios del siglo XX, llegando a la
conflagración de la primera guerra mundial (1914/1918), con los Estados-Nación
reglados por un orden mundial desde el Tratado de Versalles formando la Liga de
las Naciones (1919), hasta los conflictos de la interguerras, y el desatamiento
de la segunda guerra mundial, que generó la necesidad de un nuevo orden
mundial, creándose la ONU en 1945. Desde esa fecha se han dado varias formas de
asociación estatal, hasta perfilarse la Federación de Estados para socorrerse
con países de ayuda y cooperación ante las agresiones: La OTAN, el Pacto de
Varsovia, el TIAR, y otros.
Así, los Estados fuertes como potencias
mundiales, se suponía, podrían ser sofrenados por la agrupación de Estados con
pactos militares, para evitar el desconocimiento de los derechos de los Estados
débiles. Pero cuando la gran Federación mundial o si se quiere, Confederación,
la ONU, no tiene los instrumentos idóneos para con la fuerza evitar los
desmanes y violaciones al derecho internacional, no pueden hacer valer las
soberanías, entonces el derecho internacional se evidencia que no funciona; de
esta manera la fuerza Estatal irracional se desborda y el desorden
mundial sobreviene, quebrándose el derecho de los más débiles (los desarmados)
porque otros acumulan no solo la fuerza Estatal (toda clase de armas), sino que
están en capacidad de desplegar el componente nuclear y hasta realizar una
coalición de Estados nucleares. En eso estamos hoy. Claramente la paz mundial
está en vilo y pende de un hilo o un botón nuclear.
Guerra entre Palestina
e Israel.
El
terrorismo también puede mirarse como una forma radical de hacer política
extralegal porque al igual que las guerrillas no actúan dentro de los canales
legales de participación, pero participan a la brava en el devenir político del
país al que pertenecen, inclusive obligando a los mandatarios de turno a
redireccionar ciertas políticas públicas para corregir. Con el curso de los
hechos y el cambio de las circunstancias, ese mismo grupo terrorista que alteró
“el orden” establecido, puede llegar a convertirse en partido político y luego
en Gobierno, o parte de él, en cogobierno. Pará ilustrar miremos estos casos:
la OLP y el Hamas en Palestina, luego fueron gobierno en las franjas ocupadas;
el M-19 en Colombia, después de la desmovilización se convirtieron en
Movimiento Político, y posteriormente, miembros a la manera de cogobierno
nacional y elegidos en poderes locales (alcaldías o gobernaciones); la
guerrilla del Farabundo Martí en El Salvador siguió el mismo curso. De otro
lado, con la aplicación del terror estatal, también
ocurre algo similar. Un gobernante ordena usar las armas del Estado desbordando
su aplicación común, con el objeto de evitar que el contrincante armado y
subversivo lo destrone o desestabilice; el uso del terror estatal
en ese momento lo presenta el gobernante como parte de la política de seguridad
nacional y en beneficio del orden público, así sea el gobernante un corrupto
disfrazado de demócrata como el caso Fujimori en el Perú; un civil elegido pero
apoyado en militares que lo convierten en un fantoche, como Bondaberry en
Uruguay; o un déspota-dictador, que
trate de legitimarse con un plebiscito, como Pinochet (Chile), etc.
El
terrorismo lo empezó a utilizar el grupo Al Fatah en Palestina
para defenderse porque las milicias eran bombardeadas en sus campamentos, y
luego ese terrorismo lo reeditó el grupo Hamas, más adelante
convertido en partido político, también, pero con más radicalidad en su lucha
buscando rescatar el territorio perdido. Este practica destructora del más “débil”
por el más fuerte, y viceversa, marca la conducta de terroristas de izquierda y
del terror estatal de las derechas.
El Terror
de Estado o terror estatal surge por la toma
de decisiones de gobernantes que no agotan la vía diplomática, no acuden a los
tribunales internacionales, o por el desespero de algunos gobernantes
ambiciosos para mantenerse en el poder más tiempo. Los gobiernos teniendo armas
y disponiendo de ellas por el monopolio congénito-constitucional, pero cuando
el uso de la fuerza legal no les basta, porque se han debilitado o perdido
legitimidad y calculan que los grupos insurgentes o terroristas con respaldo
popular los pueden desbordar, derrocar y derrotar, ya no ven suficiente la
fuerza pública común, deciden acudir al terror estatal. El Partido
Likud utilizó el Terror de Estado durante toda la dirección
gubernamental de Ariel Sharon, quien antes de su letal enfermedad fundó
el Partido Kadima para competir electoralmente con política
militar extrema. De manera similar sucede con el fenómeno del terrorismo
global, los grupos terroristas dispersos de alían para enfrentar en el planeta
tierra a los países o Estados coaligados con ejércitos institucionales propios
y con intereses geoestratégicos. La otra faceta, la contracarátula es el uso de
las armas nucleares, rompe todas las reglas porque sobrepasa la preponderancia
de la concentración de las armas convencionales y dejan entrever el pandemónium.
Ahora miremos esta explicación de otra manera. Hamas ya es un partido político palestino en el poder, gobernando la franja de Gaza, pero también es un grupo armado que antes de llegar al poder practicó el terrorismo, así mismo lo hizo Al Fatah (por su embrión la OLP) con el liderazgo de Yasser Arafat; Hamas preside hoy una nación ubicada en una franja sin territorio autónomo que, busca el reconocimiento como Estado; se enfrenta a Israel que acude al Terror de Estado mal denominado terrorismo de Estado para acallar y aplastar las reclamaciones de los palestinos; desde Israel toman decisiones apoyados en los partidos políticos Kadima y el Laborista, apoyados por los partidos Likud y Kach, utilizan la fuerza aérea, la marina y todo el aparato militar con el pretexto también de conservar el territorio, se agrega a la conflictiva situación el ingrediente electoral para el posicionamiento de los líderes de los partidos en acción. Al proceso electoral le suman la intransigencia militar como asunto Estatal. Campaña electoral para conservar el poder o ascender en él. Con pujas o competencias como esta. La ministra de Relaciones exteriores Tzipi Livni, del Partido Kadima, aspiró al cargo de primer ministro de cara a las elecciones de febrero 2009 y compitió con dos figuras políticas fuertes Netanyahu y Saúl Mofaz: la Señora Livni no sólo aspiraba a ganar sino a recomponer la imagen de su partido político afectada por los actos de corrupción bajo el Ministerio de Ehud Olmer.
Desde
el año 2007 Hamas como partido político ganó las elecciones en la franja
de Gaza. Esta organización en el poder tiene varias milicias que hacen parte
del brazo armado; milicias como Ezzedine Al Qassam que, actúan por fuera de la
fuerza militar institucional del partido en el poder. La “lógica” es enfrentar
a Israel como Estado agresor con acciones subrepticias; Israel con sus fuerzas
armadas ataca también como si fueran “terroristas”, con el terror estatal. (Ramos
Garbiras, 2010).
La cacería despiadada contra terroristas palestinos de
Gaza mostró al mundo en el año 2011, la política de terror estatal de
Israel, bombardeos implacables ataques aéreos de aplastamiento en el barrio
Zeitum y la zona de Nusseirat, en respuesta a los ataques a dos buses en la
jurisdicción de Eilat, en el sur de Israel, límites con Egipto. La conducta
estatal israelí sin freno de la ONU, sin respeto a las reglas de la guerra ni
de los tratados sobre el derecho internacional humanitario, se enfrenta a la
conducta de milicianos terroristas enfrascados en una guerra irregular. El
conflicto entre ambas naciones, una disputa por el territorio ha pasado por
varias etapas de mediación y acercamiento diplomático, fracasan las
conversaciones y aparecen los ataques con terror estatal desde
Israel y con terrorismo desde Palestina. Benjamín Netanyahu, como primer
ministro, es un continuador de la intransigencia y el estilo despiadado de
Ariel Sharon. Las respuestas aéreas del 2011 fueron la continuación de la
Operación Plomo Fundido de enero 2009 que se llevó a cabo para
desarticular túneles, dañar puertos y afectar los cuarteles de Hamás. Y
reaparecieron en este año 2023 con los ataques en Jenin y otras localidades.
La
reclamación palestina ha ocupado saltuariamente las páginas de los periódicos
durante más de 70 años, después de los enfrentamientos de a pie como
guerrillas, los palestinos al ver bombardeados sus campamentos y derrotados sus
milicianos, crearon el terrorismo para poder enfrentar una lucha asimétrica,
nació la OLP, después Al Fatah; posteriormente los enfrentamientos se
produjeron en el contexto de una convulsión mundial por las revueltas árabes (2011),
la guerra civil en Libia y la intervención de la OTAN creando la zona de
exclusión; más la confrontación violenta en Siria.
Estos
son los antecedentes más recientes a los hechos de este 7 de octubre 2023 con
los ataques a la ciudad de Ashqelon, la acción terrorista de Hamas y la
respuesta brutal de Israel contra la población civil en Gaza. Ambas partes
violan el Derecho Internacional Humanitario (DIH), o sea, las reglas de la
guerra son desconocidas. Este diferendo palestino-israelí en el fondo por las
tierras que se reclaman ha generado 75 años de disputas, enfrentamientos,
etapas de intifadas, guerras y vulneraciones. La guerra trae enfrentamientos
armados esto es incontrovertible, pero el derecho internacional y el DIH han
intentado colocar unas reglas (los 4 Convenios de Ginebra) porque lo mínimo es
no involucrar a los civiles que no son combatientes, por ende, están
desarmados, lo mismo las estructuras civiles, las viviendas, los puentes, las
obras arquitectónicas etc. Allí es donde debe intervenir la ONU, pero con
contundencia y no lo puede hacer porque las decisiones están bloqueadas, así el
planeta tierra se encuentra sin gobernabilidad, volvimos al estado de
salvajismo.
Desde un comienzo 1948 hasta 1950 debió haberse aceptado la
tesis del Estado único palestino compartido con todas las religiones y
subdividido el territorio para la convivencia. Luego, al menos la comunidad
internacional (la ONU) que durante muchos años “propendió sin éxito” por
la protocolización, en la formación y reconocimiento de los dos Estados,
fracasó con esa tesis que todos llegaron a aceptar; implicaba ello el respeto
de la soberanía, no invadir las tierras de Gaza y Cisjordania porque los habían
achicado territorialmente, y que la ONU se levantara o apareciera
definitivamente como autoridad mundial. Luego la situación se visualizó en tres
Estados; uno prepotente y hegemónico, Israel, y los otros dos aislados, dos
palestinas (Cisjordania y Gaza), Desde Tel Aviv alentaron la división y la
radicalización de Hamas para que se desgastaran y debilitaran. Hoy
seguimos sin la autoridad supraestatal internacional de la ONU. Esa es la raíz
del desorden mundial. Con los hechos del 7 de octubre 2023 se abrió la puerta
del infierno.
Cuando Irán entre en la guerra contra Israel, o al revés,
quedarán dos focos de guerras binacionales/internacionales, entonces el paso
siguiente sería la guerra mundial desde uno de esos dos focos (Ucrania es el
otro), pero se delinearán las alianzas nucleares (ya Putin y Kim Jong Un, lo
hicieron), se unirán Irán, Líbano y China. EEUU se pronunció
abiertamente por Israel, cuando había sido mejor jugar el papel mediador ante
la ONU y los demás bloques de poder para resolver este diferendo sangriento.
Del temor pasaremos al terror.
La invasión a Ucrania.
Al
día siguiente de la invasión a Ucrania, el Consejo de Seguridad de la ONU
examinó la situación para evaluar la amenaza a la Paz y determinó que Rusia
debía retirarse, pero la votación fue truncada por el voto/veto. El voto
aprobatorio de una decisión sobre asuntos de procedimiento es de 9 en el seno
del Consejo de Seguridad, pero para asuntos sustanciales de fondo opera el
veto, o sea que uno de los 5 miembros permanentes puede bloquear la aprobación,
así se desprende del artículo 27 de la Carta fundacional. El Consejo de
Seguridad tenía 11 miembros hasta 1965 y se modificó a 15 miembros a través de la
Resolución de la Asamblea General del año 1991, modificando el artículo 23 de
la Carta de San Francisco, pero de nada ha servido ese cambio. Todos los
Estados miembros siguen aceptando las decisiones del Consejo de Seguridad, como
lo estipula el artículo 25. La ONU ha alentado sanciones económicas contra
Rusia, pero no ha podido aprobar la intervención militar multilateral por el
veto de la misma Rusia y la “neutralidad” de China, pero no entendemos la falta
de impulso para ordenar operaciones de paz con el fin de ir sofrenando las
acciones bélicas.
Como
lo expresé en otra columna de este semanario, una reforma esencial de la ONU
sería que la Asamblea General ante crímenes de agresión como lo es una
invasión, asuma las decisiones de fondo con votación de mayoría simple entre
todos sus miembros, esa es la multilateralidad que el orden mundial necesita
para evitar esta crisis que se extendió al mundo entero por los efectos
económicos que contiene. Con la actual carta del ONU, la Asamblea General,
frente a unas violaciones flagrantes, actúa por convocatoria extraordinaria y
puede aprobar operaciones de paz, pero estas decisiones no son vinculantes (obligatorias).
La prueba de esta inutilidad se encuentra en este resultado negativo que
decepcionó a todos los observadores:
El
1 de marzo de 2022, ante la inutilidad del Consejo de Seguridad por el veto, la
Asamblea General, convocada por el mismo Consejo de Seguridad que no pudo, para
que aprobaran una Resolución condenando la invasión de Rusia al violar el Artículo
2 de la Carta Fundacional, y se ordenó que Rusia cesara el uso de la fuerza
contra Ucrania para que procedieran a retirar sus tropas y ejércitos del
territorio de Ucrania dentro de sus fronteras y respetara su soberanía (una
doble mascarada). No solo prosiguieron la invasión y los ataques violatorios
del DIH, sino que Rusia envío un ejército de mercenarios (los Wagner) para
reforzar las acciones bélicas. Veamos el complemento de la inocuidad o de lo
inoficioso. Un miembro de la ONU que viole la Carta de San Francisco, y altere
la paz mundial puede ser expulsado por la Asamblea General, sí, según el
artículo 6. Pero solo con la aprobación complementaria del Consejo de
Seguridad.
Los
intentos diplomáticos para desactivar la guerra se estancaron por la falta de
voluntad de Rusia o la no aceptación a las condiciones de la contraparte. La
escalada militar ha originado más agresiones y más daños directos y
colaterales. Existen varias propuestas de paz sin avanzar, por lo tanto,
podemos visualizar algunos escenarios de solución o finalización de la guerra
en Ucrania. 1). El triunfo militar de Rusia, 2). El triunfo militar de Ucrania,
3). El empate militar y negativo que lleve a una retirada de Rusia y a una
cesión parcial de territorios de Ucrania, resultando, dos Ucranias, 4) la
solución diplomática internacional con la aplicación de un proceso de paz
combinando varias propuestas tomadas del Plan Chino, el Plan de Zelenski, el
Plan de México, el plan del Vaticano (la Iglesia/el Papa), el Plan de la ONU, etc. .5) la guerra mundial, 6) la guerra nuclear.
Bibliografía:
Freud Sigmund. “Por qué la guerra. Sigmund Freud escribe a Albert
Einstein”. www.es.unesco.org, 1932.
Ramos Garbiras Alberto. “Terrorismo Internacional y nuevo orden mundial”. Capítulo sobre Partidos políticos y
terrorismo. Investigación publicada por la Universidad Libre. Grupo de
investigación República. Diseño y diagramación, Artes Gráficas del Valle Ltda.
Cali, primera edición, año 2010.
(*) Abogado egresado de la Universidad Santiago de Cali (USC); con especialización en derecho constitucional, Universidad Libre; magister en ciencia política de la Universidad Javeriana; Ph.D en Política Latinoamericana, Universidad Nacional (UNED) de Madrid España. Profesor de las cátedras: derecho internacional, y derecho ambiental, Universidad Libre (Seccional Cali).