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24 nov 2021

Justicia climática y transferencias

Texto de Alberto Ramos Garbiras

De la justicia ambiental se desprende la justicia climática. Se entiende por justicia ambiental todas las decisiones que en un país se tomen para proteger los recursos naturales renovables. La legislación ambiental o suma del derecho interno que protege la naturaleza y su biodiversidad, comprende las normas penales ambientales, las civiles, administrativas y de todo orden con ese componente ambiental que, de manera transversal se cruza en las ramas del derecho, los procesos y sus sentencias, igual los actos administrativos para corregir las conductas que degradan los recursos naturales, así se compone esa justicia ambiental. De otro lado, la justicia climática de carácter transnacional, está encaminada a balancear y corregir las inequidades entre los países ricos y los países pobres, Y en buscar las transferencias de dinero de los que más tienen y depreden o contaminan más, hacia los países más afectados, porque alteran los ecosistemas y repercuten en los países que no tienen enormes emisiones de gases, pero reciben letalmente los efectos. Sin esas transferencias no se pueden adelantar campañas y acciones para adecuar y mitigar el cambio climático. Falta crear un Tribunal Internacional que juzgue los delitos ambientales transnacionales.

   El periodista Román Trevelez, reportó durante la cumbre mundial en Escocia, que, el concepto de “justicia climática” surge en el momento en que se observa que el cambio climático tiene y tendrá una incidencia ambiental y social que no afectará a todo el mundo por igual. En los estudios sobre vulnerabilidad al cambio climático, como los realizados por el Tyndall Center for Climate Change Research, se ha detectado que los países más afectados por el calentamiento global y en los que sus consecuencias se dejarán notar con mayor intensidad (desertización, sequías, inundaciones y otros fenómenos climatológicos extremos) serían los países en desarrollo, que disponen de peores condiciones de partida y menos recursos para la adaptación a estas nuevas situaciones. Por otro lado, existen unos efectos sociales del cambio climático, como los problemas de salud (por ejemplo enfermedades asociadas a las altas temperaturas o las dificultades respiratorias agravadas por los problemas de contaminación del aire), el incremento de cargas financieras (debido a los mayores costes de la energía), u otros cambios culturales y sociales. Estas consecuencias afectarían especialmente a determinadas comunidades humanas como las poblaciones minoritarias o indígenas o en general a las personas con menos recursos económicos. Un ejemplo sería el de Estados Unidos, en el que una gran mayoría de las comunidades de color y de bajos ingresos se concentran en centros urbanos en los estados del sur y a lo largo de regiones costeras con elevado riesgo de sufrir inundaciones y tormentas, y con una larga historia de pobre calidad del aire, condiciones todas ellas que empeorarán con la actual crisis ambiental. De este modo, el calentamiento global se convierte también en una cuestión de derechos humanos y justicia.

    La preocupación mundial por el cambio climático continúa en ascenso. Esa es la razón para que una reunión multilateral haya llegado a la 26 versión, la COP 26, y las ponencias, estudios y soluciones se sigan exhibiendo. La usencia de Rusia y China con compromisarios de peso causó desazón. Los resultados de la cumbre en Glasgow permiten hacer un balance de las intenciones de los países parte de la ONU para proseguir en la lucha contra el calentamiento global y una evaluación de la situación actual respecto a la emisión de los gases de efecto invernadero y de los factores poluentes que degradan los ecosistemas.

    La consigna de muchos ambientalistas y ONG se escuchó: que los combustibles fósiles deben quedar bajo tierra. En Estambul y otras ciudades lo expusieron. Que cesen las explotaciones carboníferas, petroleras y gasíferas. Si cesara la emisión del CO2 a la atmósfera se disminuye la costra mortal y se limpiaría la biósfera. Scott Morrison, primer ministro de Australia, fue abucheado por ser un defensor de las industrias que producen con combustibles fósiles. Se observó que Corea del Sur y Japón, segundo y tercer país, financistas de producción carbonífera, después de China, manifestaron que no emprenderán nuevos proyectos, pero cunde la incredulidad.

     El G-20 es responsable y víctima del cambio climático, como lo describió Rafael Ordoñez, periodista del periódico El Independiente, son esos países los que emiten el 75% de los gases letales, y en el año 2021 aumentaron un 4%. El G-20 se reunió la última semana de octubre en Roma, días previos al inicio de las sesiones de Glasgow. “En la Unión Europea y el reino Unido combinados, unos 52 millones de personas y 75.000 millones de euros están expuestos a una grave escasez de agua; en la trayectoria actual de calentamiento (unos 3 grados C), 7 millones de personas más 99.000 millones de euros podrían estar expuestos a una grave escasez de agua”.