Por: Alberto Ramos Garbiras.
Ante la confrontación entre EEUU e Irán se
despertó la irascibilidad, las tensiones rebrotaron y el peligro está más
latente. La preservación de la paz y la seguridad es para todos los países del
norte del mapamundi una prioridad, paradójicamente los países desarrollados que
adquirieron ventajas económicas frente a los países del sur, sus instituciones
funcionan mejor, la calidad de vida aumentó en las cuatro últimas décadas, y
superaron muchos factores de violencia interna, pero el terrorismo internacional
se tomó esos escenarios des- pues del año 2001.
Este
fenómeno plantea emergentes riesgos, amenazas y factores de inestabilidad. Y a
veces no depende de la estructura del atraso en cada país, ni de la pobreza
extrema o las exclusiones. El terrorismo los afecta directa o colateralmente
por razones de política internacional, por acciones de países aliados violando
la soberanía de estados orientales, o por el solo hecho de ser loe europeos y
americanos occidentales, respecto al islamismo extendido.
El terrorismo internacional y el calentamiento
global son las principales amenazas del siglo XXI. El Consejo Europeo de la Unión Europea (UE) considera que, terrorismo es una amenaza para la seguridad,
los valores de las sociedades democráticas y para los derechos y libertades de
los ciudadanos europeos.
La lucha
antiterrorista constituye una prioridad fundamental para la UE y sus Estados
miembros, así como para sus socios internacionales. Entre las medidas adoptadas
recientemente en este ámbito están: 1) el refuerzo de las normas a fin de
impedir nuevas formas de terrorismo. 2) la intensificación de los controles en
las fronteras exteriores. 3) un mayor control de las armas de fuego. 4) la
creación de un organismo específico destinado a refrenar la propaganda terrorista
en línea. Nada de esto es infalible porque se enfrentan a una guerra asimétrica
o desigual con un adversario disperso que actúa como ejército invisible y con
decisión radical para lograr las reivindicaciones que enarbolan.
El islamismo extremista que acude al terrorismo
como forma de lucha sigue creciendo y después de la afrenta contra Irán y del
fementido plan de paz para Palestina e Israel, reverdecerá. Los islamistas
también tienen en África un continente con algunos países seleccionados para
adelantar acciones contra occidentales, y una población cautiva donde pueden
explorar más reclutamientos; por las condiciones de exclusión se facilita,
unido al fanatismo religioso. Marruecos, Túnez, Mauritania, Argelia, Libia
Egipto, Sudán, Eritrea, Somalia, Tanzania, Etiopia, Chad, Nigeria, Guinea;
estos son los países donde existen células islamistas; doce de ellos son de
mayoría musulmana, los otros dos de mayoría cristiana y animista (religión
donde se engloban diversas creencias). Las conexiones con extranjeros se han
dado con el transcurso del tiempo por los lazos creados por la población
africana migrante que ha residido en
países europeos donde han cooptado aliados, incorporándolos al islam.
A manera de ejemplo, el atentado en el centro
comercial de Nairobi, Kenia (West Gate Mall), aterró a toda la población
durante cuatro días, según las inferencias de los investigadores, actuaron
terroristas de otros estados conectados con la Yihad islámica que adelanta el
grupo Al-Shabab, conformado esencialmente por jóvenes muyahidines.