En dos universidades se llevó a cabo en Bogotá
una cumbre ambiental, empezando la tercera semana de julio 2019. El
ambientalismo es una corriente de pensamiento y de acción para proteger el planeta tierra en lo inmediato; respecto a
Colombia, se trata de proteger los recursos naturales (aguas, aire, suelos, etc.)
con pronunciamientos , marchas, estudios de difusión, prácticas agrícolas correctivas,
políticas de prevención, mitigación, reparación; lucha contra la corrupción
incubada en las Corporaciones Autónomas, contra la mediocridad de algunos
directores; y otras acciones que alertan sobre casos de depredación, como lo
ocurrido en el humedal El Cortijo en el Valle del Lilí, al desecarlo para
pavimentarlo con un terminal de buses, y en el río Pance convirtiéndolo en una
cloaca que recibe aguas sanitarias, para solo citar dos ejemplos.
Como lo expresa el exministro Manuel Rodríguez
Becerra,” …Corregir las formas
destructivas de la acción humana sobre la naturaleza, y en segundo término, el
reconocimiento de que la naturaleza impone unos límites al desarrollo social y
económico, un hecho que está soportado por los cientos de miles de estudios y
hallazgos de las ciencias de la tierra. Precisamente, haber transgredido el
límite de la carga de gases de efecto invernadero en la atmósfera ha llevado a
la crisis climática”.
El ambientalismo popular es esa toma de
conciencia que se extiende a todos los sectores del pueblo para defender los
recursos naturales en aras de que la agricultura sea viable y la seguridad
alimentaria no quede amenazada. En las ciudades ese tipo de ambientalismo es la
determinación de vastas capas poblacionales para defender los parques, la
arborización, los humedales, los ríos urbanos, el espacio público, para que
todo no sea obras grises.
El glifosato y su uso aéreo sigue siendo un
riesgo para la salud de los campesinos y de la biodiversidad. Esta sustancia
debería prohibirse también sobre los cultivos lícitos como la caña de azúcar,
porque dañan aguas, flora, suelos y afectan la agricultura tradicional
pudriendo frutas y hortalizas: arrinconando y quebrando a los minifundistas.
Los depredadores niegan el cambio climático y
se burlan de los ambientalistas hasta compararlos con terroristas, como lo hizo
hace poco el Alcalde Armitage. Los negacionistas agencian intereses de los
constructores o del capital foráneo, y existen negacionistas por omisión, es
decir, conociendo las consecuencias adversas, no hacen nada para evitar los
daños.
Por: Alberto Ramos Garbiras