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19 sept 2021

Bolsonaro y el autoritarismo

Texto de  Alberto Ramos Garbiras (*)

Jair Bolsonaro está ad-portas de quedar inscrito en el militarismo llano, saliéndose de los cánones democráticos y presa de un autoritarismo blindado, para poder continuar ejerciendo el poder, como gobernante de ultraderecha populista, él mismo allanó el camino hacia ese sendero autoritario al ser excluyente con muchos sectores de la sociedad, el manejo irregular de la administración desconociendo la orientación de ministros afectos a su proyecto, y por el despotismo respecto a la Rama Judicial. Ha retado al Supremo Tribunal Federal (STF), la cúpula de la Justicia en un choque que puede llevar a un autogolpe de Estado para clausurar la rama judicial, comportamiento típico del fascismo. Los magistrados del STF se sienten acorralados por haber actuado en los casos de corrupción contra el mandatario encartado con las pruebas, contra sus hijos y por tratar de frenar a un gobierno que difunde fake news, mentiras expandidas por las redes sociales. Así como ganó la elección se ha desempeñado con la postverdad, la mentira como arma digital. .

Su origen militar y su incapacidad para gobernar, más su intransigencia lo ubican en esa zona del autoritarismo: quedó en manos de los militares y de unos partidos políticos de centro (el Centrao) que son oportunistas, buscando intercambio de favores, pero sin lealtades (ni personales ni partidistas), tampoco tienen doctrina ni un rumbo claro para el manejo del Estado. La marcha y la contramarcha del 7 de septiembre (bolsonaristas y los anti), reflejó la polarización actual del país y evidenció la ruptura con los poderes que no están aceptando los despropósitos de Bolsonaro. El presidente promovió la marcha a su favor para aparentar fortaleza y legitimidad. Prácticamente se rompió el velo y el mandatario se desembozó camino hacia la dictadura abierta apoyado por la policía militar (PM) y las Fuerzas Armadas

El gobierno ejercido por Jair Bolsonaro deterioró las instituciones democráticas, desconfiguró a los partidos políticos de derecha, manoseó los partidos del Centro y generó una crisis económica delicada. De contera, ante esa situación caótica ha facilitado la recomposición del Partido de los Trabajadores (PT), en el cual la gente vuelve a encontrar una solución a la crisis y la corrección de las desviaciones. Aunque Lulla Da Silva tiene un pendiente judicial en primera instancia, ha recuperado la imagen que lo llevó dos veces al poder y reeditó su capacidad electoral respaldando a Dilma Rousseff.

 Este retroceso lleva al Brasil a un nuevo período de transición como el de 1985 a 1990, pero la población más expectante queda con la desilusión de ver derrumbados los partidos y destemplada a la clase política que ante las refriegas internas por las rebatiñas del poder, desencantaron a los electorados de varias pelambres. Es decir, el electorado desilusionado y cada vez más escéptico.

El negacionismo que practicó durante todo el año 2020 en pleno desenvolvimiento del virus Covid-19 hizo que fuese desastroso el manejo sanitario, murieron 583.810 personas entre febrero de 2020 y septiembre 2021. Esta mortandad tiene un costo político por enfrentarse y desconocer a sus ministros de salud (ha tenido 4). Las elecciones serán en el año 2022. Cómo podría hacerse reelegir Bolsonaro que tiene en las encuestas una caída vertiginosa. La única manera sería que cambiaran tres situaciones: A) una reactivación de la economía ya que todos los factores no le son adversos. B) Más aplicación de vacunas para alcanzar la inmunidad de la población que todavía le cree. C) La recuperación de las hidroeléctricas que tienen los embalses en una cota muy baja. Sin energía suficiente el malestar de la población crecerá.

El otro asunto que denota el carácter racista y excluyente del presidente es el diferendo con las comunidades indígenas. Bolsonaro afirma que quieren más extensiones y ya tienen áreas en el 26% del territorio nacional, que asegura suman tierras en una extensión igual a Francia y Alemania. No se trata de nuevas tierras sin de la delimitación de esas áreas con los linderos que tenían hasta 1988. Hoy los indígenas están acosados por la minería ilegal, la tala intensiva de los bosques y la ganadería en crecimiento.

(*) Magíster en Ciencia Política (Universidad Javeriana); PhD en Política Latinoamericana, Universidad Nacional de Madrid (UNED- España); ha sido profesor de las cátedras: derecho internacional y derecho ambiental, en la Universidad Libre y la Universidad Santiago de Cali (USC). Profesor de la cátedra: derechos humanos.